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Por qué me presento a El Rosario – Por Juan Carlos Martín

Decía el alcalde del municipio británico de Lambeth sir Norbert James, allá por el siglo XVIII, que “aquel alcalde que sabe ver a sus convecinos como sus propios amos, habrá entendido el auténtico valor del servicio colectivo”. Ha llovido mucho desde entonces, pero los principios de la política local deberían ser los mismos, aunque nos suene extraño. Al menos así lo vemos desde Ciudadanos de El Rosario.

Hace ya muchos años que vivo en la parte costera del municipio de El Rosario. No era de ahí, nací en otra isla. Nadie me obligó a establecer aquí mi hogar, vine porque me gustaba para vivir, para fundar una familia y crecer como persona y profesionalmente. Para ver crecer a mis hijos. Es el sitio en el que decidí pasar el resto de mi vida. La política ni entraba en mis planes si no fuera por una necesidad acuciante de tomar las riendas de nuestras vidas, junto con mis compañeros y con las personas que quieran, que cabemos todos, para dar una respuesta vecinal a un cotarro que manejan muy pocos desde hace mucho. Demasiado.

El Rosario es un municipio curioso. Arriba, hacia el Norte, es La Esperanza, un lugar con fuerte personalidad propia. Al sur, en la costa, Radazul, Tabaiba, Bocacangrejo y no hay conexión, no hay manera de buscar sintonía entre parte baja y alta de un municipio precioso y donde debemos vivir todos. A pocos importaba. La costa era la ciudad dormitorio de Santa Cruz. La Esperanza parece un área agrícola endémicamente deprimida como corresponde a las medianías. Y poco más quedaba, además de resignarme, como mis vecinos a hacer nuestra vida al margen de la comunidad y las actuaciones acertadas o no de la Administración. A este aislamiento cómodo y voluntario contribuye un terreno que se eleva y se escarpa desde la playa hasta los mil y tantos metros de altura y unas comunicaciones, unas carreteras que no puedo sino calificar como las peores de la Isla, por no hablar de unas conexiones entre los diferentes barrios del municipio o en Santa Cruz, La Laguna y el Sur como manifiestamente mejorables, en el mejor de los casos.

Podíamos quedarnos sin hacer nada, sin rechistar. Desde luego tendría menos problemas, más tiempo para mi familia y no estaría en una actividad como la política, que no es hoy un plato de gusto, y tiene ahora más que un marcado carácter peyorativo. Basta como ejemplo leer las encuestas del CIS que catalogan a los políticos como uno de los grandes problemas de los españoles.

No somos profesionales de la política en Ciudadanos, de esa acusación me declaro culpable y, desde luego, ni aspiramos a serlo. Pero sí somos ciudadanos conscientes de los problemas que afectan a nuestros vecinos y a nuestro municipio y tenemos ideas y ganas para cambiar la dinámica que afecta a esta tierra desde hace muchos años, antes incluso de perder una buena parte de su territorio, como regalo a Santa Cruz en forma de dos distritos.

Este municipio, El Rosario, necesita mucho trabajo, mucha de dedicación y hasta más cariño. No solo necesita tener carreteras dignas, es mucho más que eso. Es dejar de ser lugar dormitorio, es tener suelo para hacer viviendas sociales porque no se hace una desde los años 80, porque los chicos de este municipio se tienen que ir a otros lugares para vivir. El Rosario es costero pero tiene la costa abandonada a su suerte, con playas sin servicios. El Rosario es agrícola pero sin posibilidades de desarrollo por burocracia y normativas asfixiantes, sin opciones de comercializar productos. Los jóvenes prácticamente solo tienen la oportunidad de hacer cursos y seguir en el paro. Desde luego, no hay un volumen exagerado de paro en El Rosario, si se compara con el resto de municipios, pero tampoco hay empleo. El trabajo se busca fuera, en casa no se tiene.

Los compañeros y compañeras que componemos Ciudadanos de El Rosario queremos algo más para nuestro municipio y mucho más para ofrecer a nuestros hijos. Queremos mucho más porque creemos que podemos vivir en uno de los mejores lugares de Tenerife, porque estamos hartos de desidia, porque la peor decisión que podíamos tomar al ver lo que ocurría año tras año era no hacer nada. Ahora lo hacemos. Damos un paso adelante y queremos que más vecinos, más ciudadanos lo den con nosotros. Porque, como hace 300 años y como nunca debió de dejar de ser, los ciudadanos de El Rosario son los amos, se merecen una atención, un respeto. Por eso me presento a El Rosario.

*Candidato a la Alcaldía de El Rosario por Ciudadanos