1. Si yo les dijera a ustedes que estoy harto de leer en los periódicos que en los colegios catalanes se niegan a impartir clases en castellano, burlando la ley, a los chicos que lo piden; pues que metan en la cárcel a los responsables de los colegios que vulneran la legalidad. ¿No van a la cárcel los que defraudan al fisco? Pues estos defraudan al idioma. Además, son muy pesados, siempre con lo mismo y con la cantinela de que se quieren separar de España, cada día con un invento nuevo. A mí ya me aburre soberanamente verle la jeta y escuchar a Arturo Mas, que es un caradura de tomo y lomo, hablando siempre de lo mismo e intentando hacerle la pirula a la justicia con referéndums ilegales y negativas a que se hable español en los colegios. La cultura, el idioma, no pueden ser chiquititos, ni sectarios. El idioma tiene que ser universal. Negar a los chicos el idioma de Cervantes no sólo es una bastada sino que convierte a los responsables en auténticos mamarrachos sin cultura. Entre ellos el señor Mas, que es el capitán.

2. A mí pocos catalanes se me parecen a Sazatornil, que es un actor genial, catalán, que hace de catalán en todas sus películas. Pero repito que ciertos catalanes, y entre ellos el raro de Junqueras, que se parece con Igor, el del jovencito Frankenstein, me resultan patéticos y, sobre todo, tremendamente pesados. Los veo en la tele y cambio de canal inmediatamente. Parecen personajes de Todos a la cárcel, con José Sazatornil al frente. Catalanes simpáticos no conozco sino a éste, a Albert Boadella, que me cae de puta madre, y a Mary Santpere, paz descanse, a la que tuve el gusto de entrevistar, en la noche de los tiempos.

3. O sea, que dejen que los niños hablen como quieran, bien en catalán, bien en castellano, porque en la variedad de los idiomas que se hablan en España hay también una gran riqueza cultural. Me descojono cuando el árbitro saca una tarjeta amarilla, en Galicia, y el locutor de la tele dice: “¡Cartón marello!”. Aquí diríamos: ¡Tarjeta, coño!
achaves@radioranilla.com