DESDE LA ÓPTICA >

Solo queda creer – Por Javier Rabanal

No hay datos para el optimismo. El equipo lleva ocho jornadas sin ganar. Fuera de casa es inconsistente. En casa ya solo marca de penalti y tras ponerse a remolque en el marcador. Encaja goles como el de ayer, en el primer minuto y a balón parado. El goleador ya ni aparece en la convocatoria. Su entrenador, Raúl Agné, admite que el discurso ya cansa. Los jugadores siempre dicen lo mismo, piden lo mismo y obtienen el mismo resultado. Pues bien, aún así hay que creer en la salvación.

Llegaban mensajes a las radios diciendo que ya habíamos fichado a otro mal entrenador, ¡qué casualidad! Aquí siempre vienen malos entrenadores y a Lugo, Ponferrada, Miranda de Ebro, Albacete… van los que saben. Creo que no. Creo firmemente que somos un club de Segunda A con estructura e instalaciones de Segunda B e insuflas en la grada de pretendido equipo grande que pasea por Europa. Grave error.

Si hay que creer, creamos. Hagámoslo en un portero que está al nivel más alto de la categoría y en una línea defensiva con un buen líder y tres currantes de esto. Creamos en un centro del campo interior con un hombre de carácter que se ha atrevido a tirar dos penaltis que a la postre van a ser decisivos y al que acompaña un jugador de equipo grande en esta devaluada Segunda como es Aitor Sanz. Tengamos fe en que Suso se centre un poco y vuelva a desequilibrar por la derecha, que Cristo se pueda hacer con la izquierda y que aparezca por fin la calidad de Juan Carlos o de la dupla uruguaya.

Quedan jornadas para todo. Hay tiempo para puntuar antes de volver al Heliodoro y hacerlo con la permanencia casi en el bolsillo, pero ojo, que también hay tiempo para volver de la tierra peninsular con un pie en la tumba.

Sabadell suena a campo añejo, a barro y transistor, a cromos de la liga recortados del Marca y pegados con pegamento. Y de ahí al Molinón, otro sitio para enmarcar y dar la campanada. Debe ser así. Tenemos que pensar en que otros con menos plantilla hacen cosas iguales o mejores porque, amigos, después viene el Betis de Pepe Mel y los antecedentes de equipos que se juegan ascender en el estadio no son muy halagüeños (Getafe y Valladolid, por ejemplo).

Pero todo esto no servirá de nada si después, tras la salvación, en verano, no se hace una purga en el club y que los que lastran esta entidad se marchen y dejen paso a savia nueva. Creer, salvarse, renovarse… y no morir.