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La verdad no está en las salas de prensa – Por Javier Rabanal

“La verdad está aquí!”, vociferaba El Tigre Barrios en medio de aquel campo.

“¿Cómo?”, respondí asombrado.

“¡La verdad está aquí, en el verde!”, gritaba mientras golpeaba con ambas manos el desgastado césped del campo de Los Llanos de Aridane. En aquel momento, aunque lo entendí, no le di la importancia que debía al comentario. En realidad todo se debería reducir a eso, al rendimiento en el rectángulo de juego, pero el fútbol ha cambiado y el negocio en el que se ha convertido pone el rendimiento en un segundo o tercer plano cuando se habla de los importantes: los jugadores.

Aquel hombre temperamental, que con sus virtudes y sus defectos ha sido olvidado de manera interesada por un amplio sector de los medios de comunicación, sabía (y seguro que sigue sabiendo) distinguir muy bien lo bueno de lo malo. El Tenerife era una basura para sus aficionados (los 3.000) meses atrás porque tenía a un entrenador llamado Álvaro Cervera al que se le había olvidado de repente el fútbol.

Poco menos que no sabía colocar a los jugadores. Sus extrañas alineaciones no se debían a las carencias alarmantes de una plantilla mal diseñada, sino a su ignorancia repentina que le sobrevino por lo que se ve justo después de estar cerca de meter en Primera División a una plantilla de poco más que Segunda B. Pero eso ya pasó. A Cevera y Roberto (junto con Guillermo) los sucedieron Agné y Fabián Rivero acompañados por el preparador físico de confianza del primero. Todo era magia, los jugadores habían recuperado la alegría y hasta alguno podía miccionar (no voy a poner mear) colonia. Todo maravilloso. El entrenador parecía haber llegado levitando y muchos se apresuraron a decir que si llega a venir un par de meses antes el equipo estaría peleando por la parte alta. Pero ahora eso se acabó. Otro entrenador que no vale. Del cielo al infierno en un mes. Llega el momento de nuevo de decir que en el partido de casa ante el Lugo no se nos pueden escapar los puntos con el apoyo del público y que lo de Santander es una final. ¡Ah, no! Que con el Lugo ya empatamos de penalti en el último momento y en Santander se puede decir que los que estaban en el verde apenas se presentaron. Dejemos ya de hacer malos a tantos entrenadores que seguramente se están dejando la piel en este club falto de plantilla, de instalaciones y de recursos poniendo de una vez la exigencia en los que se calzan las botas cada fin de semana.

Y si puede ser dejemos el recurso fácil de cargar las iras con gente honrada en el esfuerzo como Moyano o Cámara que no son los que tienen que gobernar este desvencijado barco a la deriva que amenaza hundimiento por pensar que es un trasatlántico de la Segunda cuando apenas llega a chalupa. Recuerden que cada uno en un club debe hacer su trabajo pero que al final “la verdad está en el verde”.