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El 20% del turismo que visita las Islas lo hace por motivos sanitarios

El perfil de este viajero de salud es el de un jubilado extranjero de entre 55 y 70 años de edad. / SERGIO MÉNDEZ
El perfil de este viajero de salud es el de un jubilado extranjero de entre 55 y 70 años de edad. / SERGIO MÉNDEZ

JOSÉ LUIS CÁMARA | Santa Cruz de Tenerife

La mayoría de los turistas que llegan a Canarias lo hacen atraídos por el sol, las playas y la gastronomía, al menos eso ocurría hasta ahora. En los últimos años, ha ido ganando peso el denominado turismo de salud, aquel que viaja al Archipiélago por motivos sanitarios. En este sentido, la Encuesta de Gasto Turístico (Egatur) de 2013 -último ejercicio del que se han publicado datos oficiales- revela que el turista de salud supone en torno al 20% del total de visitantes que llegan cada año de las Islas, cerca de 2,2 millones de turistas de los 11,5 que nos visitan anualmente.

La encuesta revela además que este turista de salud gasta en Canarias alrededor de 1.200 euros diarios, o lo que es lo mismo, diez veces más que el convencional, que solo desembolsa, de media, 122 euros al día.

En términos generales, el perfil del viajero sanitario es el de un jubilado de entre 55 y 70 años que suele pasar al menos dos meses en las Islas, donde se hospedan en clínicas privadas y residencias especializadas en distintos tipos de tratamientos; o bien aprovechan para someterse a intervenciones quirúrgicas o abastecerse de fármacos que en sus países pueden llegar a costar, en muchos casos, el doble de lo que valen en España.

Los británicos, belgas, italianos, alemanes y franceses son los más habituales, aunque la encuesta también incluye otras nacionalidades, como japoneses y estadounidenses. De igual modo, el informe expone que cada vez son más los turistas extranjeros jóvenes que se decantan por tratamientos de estética o de fertilidad durante su estancia en Canarias.

Y es que el auge de este tipo de turismo es tal que, por ejemplo, la Feria Internacional del Turismo (Fitur) ha incluido en sus dos últimas ediciones una sección dedicada en exclusiva a la actividad turística relacionada con la asistencia médica, sanitaria y la cultura del bienestar.

Desde el Cabildo de Tenerife, por su parte, explican que aún no cuentan con estudios ni datos concretos sobre esta actividad y sus repercusiones en la Isla, aunque aseguran que “ya se está trabajando en esta línea” dadas las posibilidades que ofrece. Por su parte, desde el Ministerio de Industria, Energía y Turismo manifiestan que el turismo de salud facturará en España más de 277 millones de euros en 2015, una cifra que se puede llegar a multiplicar por tres antes de 2020, según estimaciones del sector. Unas cantidades astronómicas que se han visto favorecidas por la Directiva Europea de Asistencia Sanitaria Transfronteriza, que abre la puerta a que los pacientes del continente reciban tratamientos en nuestro país, tanto en centros públicos como privados, que luego son abonados por su país de origen. Y es que, actualmente, el turismo de salud factura ya cerca de 7.000 millones de euros en todo el mundo, ya que los expertos coinciden en que un turista de salud suele gastar entre 6 y 10 veces más que uno convencional.

Y además de los beneficios económicos para regiones como Canarias, este tipo de turismo también supone un importante nicho de empleo, ya que los centros médicos, hospitales y clínicas que reciben a estos turistas suelen ofertar puestos de trabajo para médicos, enfermeros y otros profesionales de la salud.

Un ‘agujero’ de millones de euros

– Las lagunas administrativas y la picaresca en las que en ocasiones se mueve el turismo sanitario son las causantes de un agujero en nuestro sistema que la exministra de Sanidad, Ana Mato, cifró en más de 900 millones de euros. Para parar esta sangría, el Real Decreto para la sostenibilidad del SNS, aprobado en 2012, incluía medidas para “acabar con la utilización indebida de los servicios sanitarios por parte de algunos extranjeros y los abusos que cometen al acceder a esos servicios sanitarios sin tener derecho a ello”. Según Mato, hace tres años había 700.000 infractores.

– La nueva normativa incluía la prohibición expresa de desplazarse a otro país con el objetivo de recibir asistencia sanitaria apelando a la directiva europea sobre libre circulación de personas, un artículo que antes no se había aplicado en nuestras leyes. También se revisaron los convenios con algunos países “porque no reintegran el dinero que nos deben por la atención sanitaria”. “No va a quedar ninguna persona desatendida, pero vamos a acabar con el turismo sanitario”, dijo Ana Mato durante el Consejo Interterritorial donde se presentó el Decreto.

– Los expertos coinciden en que, reconociendo casos de picaresca, el problema fundamental es de gestión. El diagnóstico coincide con el que expresó mediante un informe el Tribunal del Cuentas en 2012, documento de base para la reforma que puso sobre la mesa el Ministerio de Sanidad, y en el que se recogía una nebulosa administrativa en la que no se facturan muchos de los servicios prestados; y de los que se facturan, se certificaba un importante grado de impagos. Canarias, por ejemplo, gastó ese año cerca de 15 millones en asistir a extranjeros. Muchos de ellos se aprovecharon de la amplia cobertura de nuestro sistema de salud, de la ausencia de copago y de unos servicios de urgencias usados como puerta trasera para evitar la lista de espera. Prótesis ortopédicas y tratamientos de cataratas, intervenciones más costosas en otros países que en España, son las más demandadas por estos turistas sanitarios.

Medicamentos mucho más baratos

El turismo de salud está íntimamente relacionado con lo que se dio en llamar “turismo sanitario”, un fenómeno del que comenzaron a alertar los médicos hace una década. Los profesionales advierten ahora de una nueva variante denominada “turismo farmacológico”, que se origina a partir de turistas extranjeros que acuden a los centros de salud con dolencias reales y fingidas para obtener recetas de medicamentos que luego se lleven a su país. El último y más significativo ejemplo de este tipo de turismo lo encontramos con los nuevos fármacos de última generación indicados en España para el tratamiento de la hepatitis C.
Como ya publicó este periódico hace unos meses, la propia Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias teme una “avalancha” de turistas para tratarse de la enfermedad en el Archipiélago. No en vano, la diferencia entre lo que cuestan los referidos medicamentos de última generación en nuestro país y en otros como Alemania, Francia, Italia o el Reino Unido puede llegar a superar los 30.000 euros.