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Contra el fraude fiscal

Ha sido creado el Grupo Operativo Fiscal del Cuerpo General de la Policía Canaria, dependiente de la Consejería de Economía y Hacienda del Gobierno regional. Tan rimbombante denominación quiere decir, ni más ni menos, que la policía autonómica -conviene precisar: unos 80 servidores públicos- incorpora un nuevo y muy responsable cometido: la lucha contra el fraude fiscal en aquellas competencias y asuntos propios de la comunidad canaria. Nada que ver con la hoja de ruta marcada por la Agencia Tributaria estatal en su tarea de prevención y lucha contra el fraude, que -por citar un solo dato- el año pasado recaudó la friolera de 12.318 millones de euros. Pero se supone que a partir de ahora la Agencia Tributaria canaria va a tratar de iniciar un minucioso control de las actividades fiscales y aduaneras sobre todo tipo de actividades productivas, comerciales, financieras, etc. que caigan dentro de la ordenación, inspección, control y disciplina de la autonomía isleña y que puedan ser susceptibles de algún tipo de ilegalidad o fraude, incluida por supuesto, la tributación del IGIC. No sé yo si González Ortiz quiere despedirse con un aviso a navegantes o si trata de sembrar las bases para facilitar su tarea recaudadora al futuro Gobierno regional, pero sí me consta que algunos empresarios se han puesto a temblar. Supongo que imaginarán a los policías en visitas de inspección solicitando papeles y comprobantes, cotilleando aquí y allá para verificar toda la parafernalia propia de cualquier actividad económica.

A los inspectores de Montoro se unen ahora los de González Ortiz. ¿Acaso creía alguien que la manga ancha va a seguir aquí como si nada? Pues está listo. Así que cuidadín, cuidadín, que la cosa se pone fea. La economía sumergida que habita entre nosotros -de la que se dice equivale a más del 25% del PIB canario- ya está en el punto de mira de la Hacienda canaria. Por lo menos en teoría. Pero, y ahí está el meollo de la cosa, ¿están preparados los policías autonómicos para la tarea que les espera? ¿Tienen preparación suficiente para detectar contabilidades y cuentas en B y desentrañar, mediante auditorías y comprobaciones, la ingeniería financiera al uso entre empresarios más o menos pícaros o todo esto es un farol y una broma de mal gusto?