Admito mi emoción cuando el pasado día 23 crucé las puertas del Parlamento de Canarias para sentarme por primera vez entre los 60 hombres y mujeres que tenemos el enorme reto de representar a los canarios y canarias durante los próximos cuatro años. Tuve que retroceder a los inicios de curso en los tiempos escolares para recordar algo parecido a esa mezcla de sensaciones que se vivieron ese día, al menos para los que nos estrenamos en la vida parlamentaria. Mi condición de jurista hace que, además, este sea un reto también profesional, en la medida en la que por primera vez puedo estar del lado no de donde se aplica el ordenamiento jurídico, en el que he estado desde mi colegiación como letrado en 1997, sino en la de esa “ fábrica de las leyes” que es el Parlamento. Esta será una legislatura crucial. Quizá la más importante desde que se fundó la autonomía y se constituyó el primer Parlamento de Canarias. Desde la convicción de que no vivimos una época de cambio sino un cambio de época, la responsabilidad como parlamentario junto a mis compañeros y compañeras estará en conseguir cumplir con el reto que esto supone. Darle forma desde la “fábrica de las leyes” a esa nueva etapa y dirigirla hacia donde una inmensa mayoría de ciudadanos nos ha pedido en las urnas que lo hagamos. Este es sin duda un Parlamento nuevo para esa nueva época. Un Parlamento con mayor pluralidad de fuerzas políticas (que serían más si la ley electoral lo permitiera), y claramente girado a la izquierda. Algo que necesariamente tiene que verse reflejado en la vida parlamentaria y desde luego en la legislación que nazca en ese periodo que irá hasta 2019. Presidido por una mujer por primera vez en su historia y con una presencia mayoritaria de mujeres. También una cámara con muchas caras nuevas, con un alto grado de regeneración y renovación generacional. Es irrenunciable pues, que todos los parlamentarios contribuyamos a desempolvar la cámara, a refrescar el aire de un hemiciclo en el que en su exterior convive una ciudadanía en muchas ocasiones ajena a lo que sucede entre las paredes de aquel antiguo conservatorio. Debe ser esta IX legislatura la del cambio en Canarias. Un cambio hacia un modelo social sostenible, donde no se perpetúen y se hereden las desigualdades como sucede ahora, un cambio hacía un modelo económico más dinámico y más justo. Un cambio en el modo de entender la relación con los ciudadanos y en el modelo de relación de Canarias hacia el exterior. El de la regeneración política y el de la reforma electoral. En definitiva, cuatro años para cambiar Canarias. No hay un minuto que perder.
*Diputado autonómico por el PSC-PSOE