SIN PELOS EN LAS TECLAS >

Desvergüenza real – Por Cecilio Urgoiti

Una república no bananera, sino enciclopédica y cuna de la Ilustración y acreditada promotora del moderno republicanismo, invita a una monarquía a la inauguración de un pequeño jardín en honor y reconocimiento de una gesta de unos republicanos, militares para más señas, del país monárquico, que habían sido arrojados en campos de concentración y su delito solo había sido su fidelidad al Gobierno de la II República Española. La II República, víctima como fue de un golpe de estado al mando de Franco. Habrá que resaltar esas paradojas de la vida. El nombramiento del padre del hoy invitado fue de jefe del Estado a título de rey. Otra paradoja y contradicción: el acto se celebra bajo las banderas de Francia y la rojigualda española. Los homenajeados entran en ese país, Francia, huyendo de la venganza que los golpistas iban a ejercer sobre ellos al acabar esa Guerra Civil próxima ya a tres años y perdida para ellos.
“Un jardín pequeño para recordar una gran hazaña”. Leí estos días en algún periódico. Los reyes (para mí en minúsculas) asistieron junto a la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, a un jardín que tiene el nombre de La Nueve, esa mítica compañía, formada casi escuetamente por republicanos españoles, que el 24 de agosto de 1944 fue la que entró en la alcaldía de París, como punta de lanza para iniciar la liberación de la ciudad de los nazis, y es ahora cuando se les viene a reconocer su proeza. Una hazaña que los franceses se imputaron durante muchos años, propio de ese chauvinismo francés, que llega a ser un patriotismo fanático, rayando el enfermísimo. Que Anne Hidalgo, hija de emigrantes españoles y nieta de exiliados republicanos, ha querido dejar claro, aunque comete un error de bulto y es que, en el reconocimiento invita a un monarca que no ha exigido al gobierno de su país esa misma declaración a los familiares de tantos republicanos muertos y muchos, más de 100.000, abandonados en las cunetas, montes o pozos de nuestra geografía. Creo que el reconocimiento familiar y próximo le traicionó a la alcaldesa a la hora de invitar a la corona, pues no era el invitado adecuado, como descortés rey, para tal acto. Ese mismo monarca subrayó que el jardín personifica un “un espacio de libertad y tolerancia”, absurda caradura la de este hombre impolítico, se refirió a los integrantes de La Nueve como “españoles”, sin hacer mención a su situación de republicanos.

El ministro García-Margallo, ha dicho “que si no hay disparates políticos (…), que si no comenten errores, (refiriéndose a los españoles), en los cuatro próximos años llegaremos a 20 millones de puestos de trabajo. Nuestro récord histórico”. Margallo ha dicho también que las reformas acometidas por el Gobierno en España en los últimos tres años han tenido un “enorme coste electoral y un enorme coste político”. Hizo esta reflexión en un foro económico franco-español celebrado en París y clausurado por el rey de España. Cosa que ocurrió 2 días después de la inauguración del citado jardín y al término de su visita a Francia. Este ha sido el colofón final al cúmulo de disparates acaecidos en esta visita, quebrada como estuvo por el atentado a la revista satírica Charlie Hebdo. En la que Rajoy se enganchó a la manifestación en pos de la libertad de expresión y aquí, en su tierra, promociona una ley mordaza y la acompaña ahora de un ramillete de prohibiciones que rayan la inconstitucionalidad, desde mi corto conocimiento. Resumiendo, don Felipe, París bien vale un republicano.