La actividad física y el deporte contagia cada año a millones de personas. Cada vez somos más los que hacemos a este adictivo fenómeno partícipe de nuestra rutina diaria. Como en cualquier otro comienzo, las primeras experiencias condicionarán nuestra disposición al entrenamiento. Por lo tanto, hacer los ejercicios de manera correcta, un volumen adecuado y una intensidad relacionada con nuestro nivel son cruciales para iniciar un proceso de progresión que no provoque nuestro rechazo físico o emocional.
En primer lugar, deberíamos empezar con un chequeo médico. De esta forma no sólo podremos descartar patologías que nos condicionen la práctica deportiva, sino que también el médico podrá orientarnos sobre nuestras necesidades y limitaciones, con lo cual ya tendríamos algo de información para hacer nuestro entrenamiento más efectivo.
El siguiente paso consiste en dejarse asesorar. Uno de los errores más usuales es imitar ejercicios y rutinas de personas con mayor nivel que nosotros. Foros y vídeos en internet o, simplemente, en el parque donde entrenamos, son escenarios perfectos para emular a otros. La parte negativa de esto es que no se ajusta a nuestras necesidades específicas ni a nuestro nivel de condición física. Además, no tendremos la certeza de ejecutar los ejercicios correctamente, con lo que ponemos en riesgo nuestra salud. Tenemos que tener claro que lo que a una persona le viene bien no tiene por qué producir el mismo efecto sobre el resto. Puede, incluso, que desencadene el efecto contrario. Si no tenemos estos parámetros en cuenta estaremos orientados al fracaso y a experiencias que marcarán de forma negativa nuestro proceso de entrenamiento. Sería útil contar con un profesional de la actividad física, que es el que tiene la fórmula para llevarnos a conseguir el éxito. Otro de los errores más comunes es realizar un volumen exagerado de ejercicio o actividad física. Lo que importa no es la cantidad sino la calidad, sea cual sea nuestro objetivo. Ya lo aconsejaba Sushruta, un médico hindú del año 600 antes de Cristo: “Para que el ejercicio físico sea efectivo, éste debe de ser diario y moderado, sin sobrepasar la mitad de la máxima capacidad del sujeto”. Este postulado se aleja de muchas corrientes modernas de entrenar hasta la extenuación, siendo más acertada de lo que muchos creemos. Debemos ir quemando etapas, “subiendo la escalera de escalón en escalón. Si intentamos subir varios seguidos es más fácil tropezar”. Además, si hacemos de todo al principio, cuando llevemos unos meses entrenando ya tendremos más limitados los estímulos efectivos para progresar correctamente.
Por último, debemos marcarnos objetivos, reales ajustados a nuestras posibilidades y tenerlos siempre presentes para que contribuyan a nuestra motivación diaria. Imponernos metas muy grandes y no conseguirlas nos harán sentir que hemos fracasado y no siempre es así. Y todo esto será más fácil, seguro y eficaz con un profesional de la actividad física a nuestro lado.
*CAFD Colegiado 55163
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