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Iberia, Air Lingus, Malaysia, Air Berlin – Por Tomás Cano

Esta es una reflexión, sobre estas compañías que no sé si podrán digerir todos estos imbéciles, que se escudan con pseudónimos absurdos y descalifican todo y a todos ¿Y qué les da derecho a hacerlo?. Por descontado, la libertad de expresión fundamental, pero también les da derecho a calumniar o desprestigiar porque se han comprado unas Ray Ban, de sol claro, faltaría más, para que el sol y un cumulunimbus no les reviente la cabeza y también un reloj de cuatro esferas que son los que llevan los pilotos o aviadores, sentados diariamente en sus casas, por lo general y los aviones los ven de lejos, porque si fuera de cerca ¡qué miedo¡. Iberia va bien, pero imagínense una cocina de un gran hotel o restaurante: el chef es IAG y el marmitón es el que pone en práctica las órdenes del chef, por ejemplo Mr. Willie Walsh. Cambiando de compañía, sorprende que Mr. Christoph Mueller, deje Air Lingus en números rojos. ¿Comprará también IAG esta compañía o le seguirá poniendo peros y trabas Ryanair? En fin, en la prensa de Malasia se le considera un héroe, que ha rescatado a Air Lingus de la bancarrota (sic). Su primera misión despedir a 20.000 personas en Malaysia Airlines, es imprescindible, según comenta. Yo me quedo atónito; siempre pagan los mismos, con los sueldos que tiene esta compañía. Para Mr. Mueller y el director ejecutivo Mr. Mohamad Faiz Asmi, que ya ha firmado las cartas, es innegociable. Con estas medidas en 2018 serán una nueva empresa y con beneficios. Errático rumbo el de Malaysia Airlines, desde hace ya mucho tiempo. Por último, Air Berlin.

Qué decir de esta empresa tan entrañable para Mallorca. Mr. Stefan Pichler tiene una buena papeleta en su mesa. Me imagino que debe estar sorprendido, si es que se puede sorprender a un alemán. Creo firmemente que el que dijo “si no plantas conocimiento cuando  eres joven, no esperes ninguna sombra cuando seas viejo”. En este sector, por lo que se ve, no hace falta sembrar nada; la sombra nos viene gracias a la corrupción de nuestras propias almas.