maldito parné

El impuesto al sol

Europa nos pide, o más bien, nos exige que nos pongamos las pilas con las energías renovables. Ya nos ha advertido en varias ocasiones que si no desarrollamos los proyectos no llegaremos nunca al objetivo 20/20. Aún así, lo único que hace España, es poner más y más impedimentos, normas y decretos a un sector que, en el futuro, caminará de la mano con el turismo, al menos en Canarias. Es inconcebible que el Archipiélago, con las condiciones naturales que tiene, no tenga desarrollado un sector del que podría ser líder. Alemania y Noruega, por ejemplo, tienen una introducción de energías renovables que dobla a la española, y no digamos Canarias, que no llega al 6%. Es verdad que en todo esto influye la educación energética nula de los españoles y que en Europa está más que desarrollada. Pero también es cierto que no ayuda en nada la poca implicación del Gobierno porque los ciudadanos apostemos por las energías limpias. Un ejemplo claro es el último decreto de autoconsumo. Una norma, la única de Europa, que pone un impuesto al sol. Al ministerio no le gusta que se llame así, pero lo cierto es que se trata de una tasa que el usuario tendrá que pagar si quiere instalar una placa en su casa y quedarse conectado a la red por seguridad. Es la única norma de Europa, que impide almacenar energía en unas baterías para después poderla utilizar en horas de baja actividad solar o de viento. Es, además, el único decreto del mundo que no permite el balance neto; es decir poder verter la energía que me sobra a la red y descontarmela de mi factura de la luz. En definitiva, esta norma es partidaria de que se desperdicie energía, por eso Bruselas está estudiando este decreto que pone un paraguas al sol. El sector bastante tiene con enfrentarse con la tremenda maraña legislativa que supone sacar un proyecto de este tipo, como para encima tener que aguantar que el Gobierno le de la espalda y le ponga piedras en el camino. Canarias está desperdiciando una oportunidad de oro. Pero lo peor no es esto. Lo más inaudito es que el ministro de Industria, el canario José Manuel Soria, parece que sufre un claro caso de síndrome de Estocolmo, porque se ha olvidado por completo de los intereses de las Islas y en lugar de favorecerlas lo que ha hecho es perjudicarlas. Cada ciudadano debería autogestionar su propia electricidad y pagar en función de su consumo. Ser absolutamente libres energéticamente. Pero claro, para eso tendría que haber un Gobierno y un ministro que no estuviera supeditado al poder de las eléctricas. Este es el quid de la cuestión.

@MariaFresno72