
vicepresidente del parlamento europeo y eurodiputado del Partido Popular. / FRAN PALLERO
VICENTE PÉREZ | Santa Cruz de Tenerife
Ramón Luis Valcárcel es vicepresidente del Parlamento Europeo y presidió, en el seno de la Unión, el Comité de las Regiones. Eurodiputado del PP y expresidente del Gobierno murciano durante nueve años, visitó recientemente Tenerife, ocasión en la que explicó a DIARIO DE AVISOS las posibilidades de Canarias de participar en las redes transeuropeas de transporte y se mostró crítico con una visión puramente economicista de las políticas europeas, pues, aunque no reniega de la austeridad, piensa que esta se ha llevado a un extremo que ha vuelto a muchas personas contra el proyecto europeo.
-¿Cuáles son los grandes temas a debate en el Parlamento Europeo de especial interés para Canarias?
“El Parlamento Europeo tiene mucho que decir en temas tan fundamentales para Canarias, como las redes transeuropeas de transportes. La conectividad entre los Estados miembros de la UE es algo imprescindible, y urgente, sobre todo cuando se trata de regiones como Canarias, donde hay un carácter de insularidad, al que tenemos que sumarle una condición ultraperiférica. Porque islas hay muchas en la UE, pero no todas ellas son ultraperiféricas como este archipiélago. Eso es algo que está siempre presente en el Parlamento Europeo y su proyección hacia la Comisión”.
-¿Qué fondos puede conseguir el Archipiélago para tal fin?
“La red es un elemento vivo, no es algo que empieza hoy con el marco presupuestario hasta 2020, sino que va creciendo y que no deja de ser una red que se va extendiendo a todos los territorios de la Unión. Ahora bien, ¿dónde hay que poner el acento? Yo he sido presidente del Comité de las Regiones dos años y medio y copresidente durante cinco años, y vicepresidente del Comité Ultraperiférico. En el parlamento Europeo estamos sensibilizados ante esta situación y obviamente una de las asignaturas pendientes que tenemos es aprobar entre todas las Administraciones Públicas precisamente la accesibilidad entre las regiones o la conectividad dentro de las mismas, algo además estratégico para Canarias”.
Es aún muy mejorable la conectividad para los canarios y el resto de españoles”
-¿Hasta dónde podrá seguir consiguiendo Canarias esos fondos europeos para compensar desventajas como el coste de transporte por la lejanía e insularidad?
“No hay límites, son fondos europeos que se cuantifican y se destinan siempre para este tipo de menesteres, y por lo tanto, cuando se hace una planificación se sabe perfectamente cuál es la necesidad. Es una decisión política. Hay que pensar que el Parlamento Europeo tiene mucho que decir y que hacer después del Tratado de Lisboa, en el que la Eurocámara tiene capacidad de codecidir, y por tanto, si algo adopta la Comisión Europea y no le gusta, pues lo tumbamos. En este sentido, Gabriel Mato [eurodiputado del PP] está haciendo los más grande esfuerzos, y el portavoz de la Comisión de Transportes, Luis de Grandes, es una de las personas que está mas implicada precisamente en todo lo que sea destinar fondos europeos para facilitar la movilidad en la ultraperiferia. Porque si no, al final lo que ocurre es que perdemos oportunidades. Creo además que es perfectamente compatible un desarrollo de la conectividad con el respecto al medio ambiente. Estamos ante las islas más bellas de España e incluso ante uno de los rincones más bellos del mundo, por lo que no creo yo que unas mejores comunicaciones con el Archipiélago, el que pueda venir mucha más gente, acabe con esta belleza si se hace con responsabilidad y con respeto al medio ambiente. Daría además oportunidades de inversión y sobre todo un crecimiento del bienestar de los propios canarios , y para el resto de españoles que queremos venir a Canarias, y de cualquier otro lugar del mundo. La accesibilidad que actualmente tiene Canarias es muy mejorable”.
-Está en aumento el euroescepticismo. ¿Qué mensaje le da usted a las personas que, ante los efectos de la crisis, pide que España se salga de la eurozona?
“Soy de la opinión de que el euroescepticismo no es tanto una tendencia contra la Unión Europea, sino más bien un arrebato lógico, totalmente justificado, un enfado con la situación que se produce a partir de una crisis cuyos orígenes, aunque se dice que son económicos, tienen mucho que ver con la codicia humana, con la avaricia, que nos ha traído hasta aquí. Al final es un rechazo a la situación, a un planteamiento mal hecho, un rechazo que tiene que ver con la política y más allá de ella, y de alguna manera se focaliza sobre los políticos, pero en general, no solo de la UE, porque hay que buscar siempre un responsable, y el político ha tenido mucho que ver con la gestión y también con la mala gestión de esta crisis”.
-¿Pero qué propone usted para acabar con esa desconfianza ?
“Primero hay que gobernar con corazón, hacer de la persona el eje de la acción política, la persona por encima de todo, pues no todo puede ser una visión economicista de las cosas”.
No creo que el euroescepticismo sea contra la UE, sino un arrebato por la crisis”
-¿No cree que ese ha ha sido el fallo de ciertas políticas económicas de la UE, olvidar el enfoque humanista, solidario de Europa?
“Claro, ese es el problema. Hay una crisis cuyo origen es la codicia humana, con unas consecuencias devastadoras. ¿Y cómo solucionamos el problema? ¿Centrando todo en la economía? Sin austeridad no hay crecimiento, porque se ha demostrado que las políticas de austeridad nos llevan al crecimiento, pero oiga, una austeridad también razonable, racional, y sobre todo explicando el porqué de esas medidas. No podemos olvidarnos de las personas, porque al final los más vulnerables son los que más han salido perjudicados por esta crisis”.
-Pero luego, de la UE hacia abajo, se obliga a los gobiernos, de todos los niveles de Administración, a seguir a pies juntillas esa política…
“El político, que es el que hace la norma, tiene que gobernar con corazón y hacer de la persona el eje de las decisiones políticas, y esto tiene que impregnar las instituciones, incluyendo el Parlamento Europeo y la Comisión. No digo un giro de 180 grados, no es lo más deseable ahora, pero sí centrar nuestra actividad en la persona, pues si no la persona deja de creer en el político, y en la UE, que es además una organización impregnada de valores: la solidaridad, la generosidad, la democracia, la transparencia… Todo esto se diluye”.