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Personaje de cartón – Por César Martín

No soporto a la gente que, al segundo de conocerte, es capaz de ponerte la mano encima en plan confianza. Es esa mano pegada a tu cuerpo los segundos suficientes como para tensar todos tus músculos. A ver, oiga, que yo no lo conozco de nada, ¡carajo! Qué manía esa de intentar un acercamiento intimidando al personal, creyéndote más cercano por hacerlo. Igual lo aprendieron en una de esas charlas de coaching, buscando la proximidad, estrechando lazos afectivos. Pues no, eso en mi casa se llama confianzudo. Porque cuando uno conoce a alguien, le estrecha la mano, da dos besos si procede, y ya.

Además, el trato suele ser prepotente; viven por encima del límite del bien y del mal. Saben de lo que hablan en todo momento, controlando, siempre tienen un dato, algo que aportar, aunque sea todo pajullo, porque ni dicen ni aportan nada, solo se dedican a eso, a teorizar sobre pajaritos preñados. Luego tienen a los encargados de sacarles las castañas del fuego; lacayos a buen precio al servicio del señor. Y es que son mediocres, pero no son tontos. Han sabido ir escalando y aprovechando las oportunidades que les dio un apellido, una herencia, un matrimonio o los frutos de saber relacionarse. Usted ya me entiende. Para ellos todo es una cuestión de imagen. Trabajan a diario manteniendo un perfil alto. Si se aparenta lo que no es, no pasa nada. Lo importante es vender, darse a conocer, aunque sea ficción, lo mismo un gran proyecto que aire en lata.

Son falsos que halagan al amigo igual que al enemigo. Les encanta ser los primeros en dejarse caer en los actos de sociedad, codearse con el poder, sentir su sabor y olerlo. Los verás en la foto, aprovecharán cualquier circunstancia para salir porque tienen que dar testimonio de su valía. No les hace falta un “sonría, por favor”. Ellos ya traen la máscara puesta de casa con la mueca bien ensayada. Son individuos de cartón que contaminan nuestra sociedad pudriéndola, mermándola. Si reconoce a alguno, aléjese. A su paso no crece nada. Solo dejan sombra, la que ellos proyectan. Yo hoy meto la cabeza en la música de Miles Davis para descontaminarme… Lo dicho: no soporto a este tipo de personajes.

@cesarmg78