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Repetir pacto, la mejor salida para Canarias – Por Leopoldo Fernández Cabeza de Vaca

Como era de esperar, Coalición Canaria y Partido Socialista Canario-PSOE han cerrado un principio de acuerdo con el que, a comienzos de la semana entrante, llegar a la firma del pacto de Gobierno regional para la nueva legislatura. Se trata de la solución más lógica y sensata, la mejor sin duda, para propiciar la necesaria estabilidad y coherencia políticas durante los próximos cuatro años. Cabía también la posibilidad de incorporar a Nueva Canarias al Ejecutivo, pero las actuales relaciones entre los nacionalistas no han facilitado las cosas, aunque todo apunta a un entendimiento a medio plazo, a partir de la concurrencia conjunta a las próximas elecciones generales. Otra posibilidad habría sido la conformación de un Ejecutivo entre CC, PP y ASG, el partido de Casimiro Curbelo, pero una cohabitación de esta naturaleza no aporta la necesaria congruencia y más bien llevaría consigo sonidos agudos de castigo o represalia.

Con todo y con eso, el resultado de las elecciones generales de fin de año marcará un antes o un después. Si ganase el Partido Popular, no debería descartarse un eventual cambio de Gobierno en las Islas en el caso de que los nacionalistas deciden retomar la práctica que aconsejaban Francisco Ucelay y José Carlos Mauricio: “Hay que pactar con quien manda en Madrid, aunque no se gobierne con él en Canarias”. Los resultados de la legislatura que ahora acaba no han podido ser más reveladores en este sentido. Canarias ha perdido influencia en la capital del Reino y las Islas han recibido recortes económicos que superan con mucho lo normal en una etapa de crisis porque CC y PSOE se enredaron en confrontaciones y pulsos con el Gobierno del Estado -sobre todo en la cuestión de las prospecciones petrolíferas- que agravaron las relaciones bilaterales.

Conectar con Madrid

Así las cosas, el futuro presidente, Fernando Clavijo, se propone restablecer cuanto antes un clima de confianza con el Gobierno central. Se trata de una decisión indispensable, inteligente y que corre mucha prisa para aprovechar los escasos meses que restan hasta la conclusión del actual periodo legislativo. Una buena relación Madrid-Canarias permitiría resolver importantes cuestiones pendientes en materia de REF, sobre todo la parte económica, junto al desbloqueo de los convenios bilaterales congelados a causa de la crisis, además de poder incluir diferentes partidas en los Presupuestos del Estado para 2016. Otra piedra de toque podría ser, aunque menos urgente, la aprobación del nuevo Estatuto de Autonomía, siempre que el PP y NC se sumen al consenso entre socialistas y nacionalistas canarios. El problema de la financiación autonómica quedará pendiente hasta tanto se aborde el problema junto con las demás comunidades, probablemente en una nueva legislatura.
La puerta entreabierta al entendimiento con el Gobierno de Rajoy quiere abrirla Clavijo de par en par y utilizarla personalmente. Así lo reiteró durante la campaña electoral, así se lo ha hecho saber personalmente a José Manuel Soria y a otros emisarios populares y así lo repetirá en su discurso de investidura que con toda probabilidad pronunciará a comienzos de julio. Estamos, pues, ante un cambio de calado en las relaciones con el Gobierno central y en tal sentido la propuesta del presidente del cabildo tinerfeño, Carlos Alonso, de ofrecer al PP el desempeño de una consejería o área especial de relaciones con el Ejecutivo de Rajoy -para intentar desbloquear diversos asuntos pendientes de importancia estratégica para Tenerife- abunda en la misma dirección. Pero no sería razonable que esta responsabilidad insular se quede sin servicios, presupuesto, personal y acceso al Consejo de Gobierno. En ese supuesto seguro estoy de que Manuel Domínguez no se presta al juego. Pero por diálogo con Madrid, que no quede; todo, antes que una confrontación generalizada o una judialización de los desacuerdos puntuales, ya que a la postre son los ciudadanos quienes sufren las consecuencias, como se ha constatado con el actual Gobierno en funciones. No me ha sorprendido el reparto de carteras en el próximo Gobierno canario pero sí que los socialistas accedan a tener dos consejerías menos aunque a cambio puedan reservar la presidencia del Parlamento para -es un suponer- Carolina Darias. Tampoco me choca la recuperación de Turismo con identidad propia, como ya había anunciado Clavijo. CC siempre ha preferido la economía a las áreas sociales y ha vuelto a repetir la elección, aunque esta vez el PSOE podrá apuntarse el tanto de sacar adelante una Ley de Servicios Sociales que permitirá afrontar este tipo de asuntos con mayor justicia y eficiencia si, como se espera, se efectúa la deseable delegación de competencias entre cabildos y ayuntamientos para evitar duplicidades. Supongo que la vicepresidenta in pectore, Patricia Hernández, se responsabilizará de este área, que va unida a Empleo y Vivienda. No la veo en Sanidad y menos aún en Presidencia y Justicia o en Obras Públicas y Transportes.

Los retos pendientes

Lo deseable es que el nuevo Gobierno autonómico sea más dialogante y transparente que el que ahora se va y que en su toma de decisiones en beneficio del interés general y la inclusión social, escuche más el pulso de la calle y el sentir de los ciudadanos, en especial los más desfavorecidos, tanto en materia de lucha contra la corrupción como en su cercanía a los problemas reales de la gente. Como no hay recursos económicos para todo, gobernar es elegir, priorizar, trabajar para resolver las necesidades de la sociedad y adelantarse a los problemas del mañana.

Desde la responsabilidad, la eficiencia, la sensibilidad, la ejemplaridad y la apertura al consenso, el nuevo Gobierno de Canarias va a tener que enfrentarse a importantes retos de presente pero también de futuro. En la administración de los recursos y asuntos públicos que les aguarda, los ciudadanos esperamos de cada uno de los futuros consejeros un comportamiento ético responsable, íntegro, digno, honrado, austero, ejemplar, transparente, evitando los conflictos de intereses, los tratos de favor y los privilegios.

Por lo demás, no cabe esperar novedades espectaculares en el texto del programa de Gobierno del pacto que suscriban CC y PSC-PSOE, conocidos como son los principales problemas de las Islas. Me permito apuntar, entre los más perentorios, el desempleo y el empobrecimiento de las clases menos favorecidas; la necesidad no solo de mantener sino de priorizar los servicios públicos esenciales que son los que a la postre permiten un mayor grado de solidaridad, cohesión y justicia social; el mejor reparto de la riqueza regional mediante políticas fiscales correctoras y cambios a largo plazo del modelo productivo; la reducción del fracaso escolar y la mejora de la formación profesional de los jóvenes y su escasísima cualificación en materia de idiomas; los trabadísimos asuntos urbanísticos y del territorio, que impiden actuar con diligencia y ofrecer seguridad jurídica a los inversores; la modernización, simplificación y mejora de la Administración en los tres niveles (municipal, insular y autonómico) para ganar en rapidez y eficiencia y evitar duplicidades; llevar a buen puerto los objetivos finales de la Ley de Moratoria y facilitar la rehabilitación y modernización hotelera y turística y de los entornos urbanos de esas zonas; acelerar la puesta en marcha de todo un programa sobre energías alternativas en el marco de una nueva política energética; abordar una reforma electoral que al manos reduzca a la mitad los actuales topes insulares y regional y dé satisfacción a las demandas de las islas periféricas; reforzar la Estrategia de Gran Vecindad para propiciar la mejora de los intercambios institucionales, culturales, económicos y comerciales entre Canarias y los países vecinos -sobre todo Marruecos, Mauritania, Senegal y Cabo Verde- dentro de la propuesta europea para hacer de la Islas una gran plataforma de acción europea en África Occidental; tratar de diversificar la economía y mejorar el autoconsumo para obtener un crecimiento más equilibrado mediante la dinamización de los sectores agrario, ganadero e industrial; continuar la política de austeridad en la supresión de empresas públicas y cargos inútiles o prescindibles; el respaldo a las políticas y planes culturales propios; crear nuevas líneas de apoyo para las pymes de modo que propicien la generación de actividad económica y la creación de empleo; e impulsar la economía basada en el conocimiento mediante un sistema vinculado al I+D+i capaz de detener la emigración de talentos y mejorar la cualificación de empresas y profesionales.

¡Menudo desafío…! Pero cuando alguien tiene algo que demostrar, no hay nada más grande que un reto.