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Tiempos de entendimiento – Por Carolina Darias San Sebastián*

Comienza la novena legislatura. Han pasado treinta años desde la constitución del primer Parlamento, cuando resonó la conciencia regional que nos avivaba Pedro Guerra, el primer presidente de esta Cámara, quien fijó la vertebración de Canarias como su tarea primordial. Vivimos tiempos de cambios, cambios para los que hay que buscar respuestas desde la inmediatez para el ya pero, sobre todo, con la visión y la ambición necesarias para una planificación sostenida para el después. Estas respuestas hemos de articularlas desde muchos ámbitos: todos son necesarios, pero a nosotros nos corresponde desde la política y desde lo público. Desde la política, como el instrumento de transformación social más potente que conozco, y desde lo público porque, entendido como el espacio de responsabilidad social compartida, configura las coordenadas para la defensa de la igualdad de oportunidades, la cohesión y la justicia social, con grandes horizontes de mirada para el alcance de la tarea que nos aguarda. Afrontémosla con valentía y coraje. Asumimos una gran responsabilidad, la defensa, desde las posiciones legítimas, de los intereses de la ciudadanía canaria, una ciudadanía que nos reclama soluciones, que nos demanda mejoras en su vida diaria, especialmente quienes más lo necesitan: los jóvenes que no encuentran oportunidades y se van y, con ellos, el talento; nuestros hijos, nuestras hijas que merecen una educación pública de calidad desde los cero años hasta la universidad; los pacientes que precisan de una sanidad pública igual para todos, vivan en la isla en que vivan; nuestros mayores, que merecen estar bien atendidos, han luchado demasiado y tienen derecho a un descanso digno y de calidad; las mujeres que son víctimas de la sinrazón de la violencia machista; las familias que no llegan a fin de mes; los cientos de miles de personas que buscan un empleo y cuantos colectivos ciudadanos precisen de una intervención de la Administración Pública para que sus demandas sean atendidas. No, no nos conformemos con la buena marcha de las grandes cifras; trabajemos con ahínco para cambiar y mejorar la vida de la gente, para recuperar las economías de las familias, de las personas. Tengamos mimo, pero también determinación en la defensa de lo nuestro, de nuestras singularidades, de nuestro patrimonio cultural y etnográfico y, especialmente, de nuestro tesoro más preciado: nuestro patrimonio natural, nuestro medio ambiente. Tenemos un compromiso ecológico para el presente y el futuro de nuestra tierra, para que Canarias sea una referencia por excelencia en sostenibilidad. Nos están mirando y nos exigen acuerdos, incluso en los disensos. El adversario común se llama desigualdad y es socialmente injusta y económicamente ineficiente. Contra ella debemos luchar con todas las fuerzas. Quienes hemos nacido aquí, sabemos que nadie nos ha regalado nunca nada, lo hemos peleado siempre. Hagámoslo ahora también. Canarias tiene presente, pero sobre todo tiene futuro. Declaro mi propósito de ser la presidenta del consenso, del entendimiento, buscando permanentemente espacios de encuentro, desde la asunción de un compromiso para mí irrenunciable: tender puentes de diálogo constante con todas las formaciones políticas, con la ciudadanía y con todas las representaciones de la sociedad. Es un gran honor -y así lo proclamo- asumir la responsabilidad de ser la primera mujer presidenta del Parlamento de Canarias. En todos estos años de democracia han pasado muchas cosas en nuestras islas. La Canarias de hoy poco tiene que ver con la de hace más de tres décadas. Sin embargo, a pesar de esos avances, hemos necesitado llegar a la novena legislatura para tener una presidenta de la Cámara autonómica. Recojo y comparto el testigo de tantas y tantas mujeres y tantos hombres que han luchado para lograr una Canarias comprometida con la igualdad y la diversidad como valores y motores de toda acción, como derechos de ciudadanía. Desde esta presidencia que acabo de asumir, felicito a todos y cada uno de los diputados y diputadas de la Cámara por el honor que supone ser protagonistas de esta ágora de la palabra, así como a todas las formaciones políticas que han conseguido representación en este hemiciclo, en este espacio por excelencia para la política. También quiero significar el trabajo desplegado por quienes nos precedieron en la legislatura pasada, realizando una tarea en tiempos llenos de dificultades, dando siempre lo mejor de sí para afrontarlo. Agradezco, en nombre de quienes formamos la Mesa de la Cámara, el amplio respaldo recibido; a mi familia, su incondicional apoyo, y a mi partido, la confianza depositada. Deseo igualmente reconocer a quien hasta ayer estuvo al frente de la dirección de esta casa, a Antonio Castro, reconocimiento que hago extensivo a quienes han ocupado la presidencia a lo largo del tiempo. Esta Cámara abre las puertas a un nuevo tiempo, en el que la transparencia, el compromiso social, la ética y la cercanía van a ser los vectores de nuestra acción cotidiana. Tiempos de ciudadanía, tiempos de ilusión y, sobre todo, tiempos para construir esperanzas y, por qué no, tiempos de utopía, porque como dijo Emilio Lledó, “ninguna política actúa sin la utopía de una sociedad mejor”.

*PRESIDENTA DEL PARLAMENTO CANARIO