“Como canario, tinerfeño, ciudadano del mundo, me siento orgulloso de saber que esta joya geológica reside en Tenerife. Si además se interpreta de la forma magistral como lo hacen, si además se trasluce el corazón de quienes lo interpretan, ya no hay forma de agradecer la visita a este maravilloso mundo subterráneo”, escribió en 2009 Juan Antonio Jorge Peraza, Premio Tenerife Rural 2009.

Las opiniones vertidas por los usuarios sobre la Cueva del Viento, el tubo volcánico más largo de Europa con 18,5 kilómetros, y el quinto del mundo, han supuesto que el lugar, situado en Icod de los Vinos, recibiera días atrás el certificado de Excelencia 2015 de TripAdvisor, un prestigioso galardón que concede la web de viajes más importante del mundo.

La Cueva del Viento abrió sus puertas el 20 de junio de 2008, fecha en la que también comenzaron unas rutas guiadas interpretativas con fines didácticos. Así, en un recorrido de dos horas de duración, un guía experto le muestra al visitante la importancia del lugar y su entorno.

El equipo de trabajo está compuesto por cinco personas, entre ellos, un instructor nacional de la Escuela Española de Espeleología, Alfredo Láinez; un biólogo, Francisco Mesa; y guías oficiales de turismo y espeleólogos como son Cornelia Finke, Dragan Milencovick y Ancor Láinez. Todos ellos se esfuerzan porque, además de disfrutar del paseo, los usuarios aprendan aspectos relacionados con la naturaleza canaria como geología, flora, fauna, etnografía y gastronomía, en un ambiente típico de las medianías de la Isla.

Para este año tienen muchos planes, entre ellos, organizar las primeras Jornadas en Cavidades Turísticas en Canarias a través de la Asociación de Cavidades Turísticas de España (ACTE), para lo que esperan contar con la colaboración de diferentes organismos e instalaciones similares de otras islas del Archipiélago, como el caso de la Cueva de los Verdes, en Lanzarote; la del Llano de La Oliva, en Fuerteventura, o la de Jinama, en El Hierro. Todo ello con fin de de realizar un Congreso Nacional e Iberoamericano.

Alfredo Láinez considera que mantener la actual filosofía de la cueva, “de no poner luces ni música psicodélica”, es justamente lo que los visitantes han valorado. También cree que Icod de los Vinos “es una mina de oro” turística a la que se le puede sacar todavía más partido dado que también está la Cueva de San Marcos, situada en el acantilado del mismo nombre, una riqueza natural que muchos desconocen.