cuadernos de áfrica

450 cabezas de leones – Por Rafael Muñoz Abad

Lo mejor de envejecer es que bajo la erróneamente quijotesca pero no por ello menos veraz cita del ladran Sancho, señal que cabalgamos, casi todo lo acabas destilando y decantas una opinión magra y libre de las lorzas mentales propias de la lozanía. No me gusta, pero comprendo que la caza es útil para regular la población de ciertos herbívoros. Las vastas planicies de Botswana, Kenia, Namibia o Sudáfrica ostentan enormes parques naturales. Etosha, Kruger o el delta del Okavango, son el paraíso del mirón. Reservas donde se interactúa directamente con la fauna. Atracciones turísticas que generan importantes ingresos. Abatir a un búfalo asciende hasta los 30.000 dólares y las balas se entregan numeradas. No se trata de una actividad aleatoria. Los animales, seleccionados por su edad, se matan bajo la supervisión de un guardia de la reserva. El alto valor turístico que estos países conceden a su fauna, hace que el furtivismo esté perseguido y que los ingresos procedentes de la caza sostenible se reinviertan en el mantenimiento de los parques. Lejos de cualquier apología, he tenido la oportunidad de conocer algún cazador sudafricano y puedo aseverar que se trata de personas medioambientalmente involucradas.

La atrocidad acontecida en Zimbabwe, Rhodesia para los románticos, con el león Cecil, es un acto incalificable y sólo entendible en un país donde la corrupción administrativa esta institucionalizada. La caza de los grandes gatos está muy limitada y personalmente la vedaría; son el termómetro que controla la superpoblación de antílopes.

Para el occidental, que nada sabe del África austral y sus sociedades -fronterizas- criadas en entornos duros, el tema es complicado de aceptar. Un granjero afrikáner o un masai están profundamente identificados con su entorno rural y ambos poseen un nexo umbilical, con la tierra roja sobre la que caminan, mayor del que nunca tendrá el urba-ecologista del no a todo que, sin conocimiento alguno de muchas realidades, opina desde su cómodo iPad. De cualquier manera, sólo espero que el malnacido que cruelmente acabó con Cecil, tenga su merecido… por cierto, 450 cabezas de león se atribuyen a cazadores españoles desde 2012.

*CENTRO DE ESTUDIOS AFRICANOS DE LA ULL