Andrés Suárez (Ferrol, 1983) recuerda con agrado sus primeras visitas a Tenerife. Aquí empezó, de algún modo, su historia como cantautor, tocando en locales de La Laguna. El Cuadrilátero y sus bares eran el divertido colofón de aquellas noches de juventud, en las que “apenas eran 10 o 20 personas las que acudían a verme”. “Una buena amiga que vivía en Radazul me dejaba su casa y su coche y vine más de 10 veces a actuar por aquí. Le debo muchísimo a esta tierra”. Además, confiesa: “Es una isla en la que me he enamorado mucho: la belleza canaria es muy peligrosa”, sonríe.
El salto a la fama vino con su anterior disco, Moraima, el primero que grabó con una discográfica (EMI) y el quinto de su carrera. La imagen que mejor resume aquel éxito fue el concierto que ofreció el pasado enero en Vista Alegre (Madrid), con 6.000 personas en las gradas y otras 1.000 fuera sin conseguir entrada. Ahora, de la mano de una multinacional como Sony, presenta nuevo trabajo, Mi pequeña historia, un disco “mas luminoso” y “rockero”. 11 canciones que toman cierta distancias con el tono melancólico de Moraima, algo que “ha enfadado” a algunos de sus fans, “que esperaban un Moraima segunda parte”. Para el artista gallego, sin embargo, es “lo mejor” que ha hecho hasta el momento.
“No es una línea temática tan oscura. Ya no escribo con cinco días sin dormir, las persianas bajas y llorando. Ahora lo hago por la mañana, con un café al lado y la luz entrando en la habitación. Me gusta más, aunque sé que hay mucha gente que preferiría que siguiera en esa línea pesimista. Pero no me apetecía seguir hablando del desamor y la soledad. Me aburría hasta yo”.
Andrés Suárez sigue siendo un tipo campechano e informal. Nada que ver con el talante imaginable de uno de los artistas que más discos vende hoy en España. “Todavía me empalma mi trabajo. Lo que ha cambiado es lo que me rodea. De puertas hacia adentro, mi vida no ha cambiado absolutamente nada. Puedo llenar Vista Alegre, pero siempre volveré encantado al Libertad 8 o al Búho, lugares donde tocas mirando a los ojos al público”. Andrés Suárez afirma que no le ha condicionado en nada trabajar para una gran discográfica y se confiesa arrepentido de haber sido tan crítico en sus inicios con la industria musical. “Fui muy capullo. Me metía mucho con las discográficas y las promociones. Todo era una mierda. La realidad me ha hecho morderme la lengua. No sé cómo será en un futuro, pero a día de hoy lo único que han hecho es cuidarme y ayudarme. Nunca han interferido en mi trabajo”. Aunque sigue definiéndose ideológicamente comprometido, también se confiesa afligido con su etapa de militancia activa en la izquierda. “Me han defraudado. Jamás volveré a cantar para un bando”.
Andrés Suárez estará esta noche en el Paraninfo (21.00 horas), para ofrecer “un concierto intimista” en el que repasará sus temas más populares y presentará los nuevos. Le acompañará sobre el escenario Marino Sainz, pianista y violinista. “Es un concierto de reencuentro con mucha gente que me sigue desde mis inicios. Me apetece mucho”.