a propósito de la gesta

Desde la banda de babor (y III)

Por Jesús Botana Cobián

En este tercer artículo de la serie Desde la banda de babor comentaremos dos documentos o fuentes documentales jnglesas. El primero es la carta del oficial John McDougall, cuya aparición se relata en la presentación de la misma. En el texto cuenta a sus padres el resultado desafortunado de la expedición y, cómo no, el calificativo de “nuestro valiente Almirante Nelson” que, como en relaciones anteriores, muestra la veneración por su jefe. Al final del documento faltan algunos fragmentos del texto que no restan el interés del mismo, aunque, a mi modo de ver, lo que llama más la atención es la forma en que el documento llegó a los autores de Fuentes Documentales del 25 de Julio de 1797. Presentación de la carta de John McDougall, Oficial del navío Theseus, del que no ha sido posible precisar su identidad, pues en los registros de la Royal Navy figuran dos personajes con el mismo nombre: uno nombrado capitán en enero de 1783, y que fallece en 1814, y otro nombrado teniente en enero de 1810, fallecido en 1865.
El original de esta carta se conserva en poder de los señores Turner, quienes en su estancia en Tenerife en 1992 visitaron el Museo Militar Regional de Canarias, en Almeida, y posteriormente tuvieron la gentileza de remitir una fotocopia de la misma desde su residencia en Escocia. Según manifestaron, la Sra. Turner es descendiente de John McDougall. La carta fue dada a conocer en la revista Hespérides por Joan Rodríguez de la Sierra Fuentes, entonces soldado del Regimiento Mixto de Artillería número 93 y guía del mencionado Museo.

Carta de John McDougall
“En las afueras de Cádiz, 8 de septiembre de 1796 [sic, 1797].
Queridos Padre y Madre: Con todo mi sincero amor espero que estéis bien de salud, tal y como yo me encuentro actualmente gracias a Dios […] estando aquí desde el 1 de abril y […] bloqueando este puerto principal de España desde entonces, pero el 15 de julio a nosotros y a otros 2 navíos de la línea y a tres fragatas nos ordenaron a una expedición destinada a atacar el pueblo de Santa Cruz, en la isla de Tenerife. Llegamos a la isla el 22 de julio e hicimos un intento de desembarcar a los hombres, pero el oleaje era tan alto que frustró nuestro plan.

La noche del 25 hicimos nuevamente otro intento y desembarcamos un buen número de hombres justo debajo de las baterías, de los cuales murieron una gran cantidad de ellos. Lo que se unió al infortunio del día, ya que teníamos más de 200 hombres a bordo del cúter Fox; éste recibió un disparo de una de las baterías y se fue a pique, pereciendo casi la totalidad de todos los hombres. De nuestra embarcación fallecieron 50 hombres y 20 resultaron heridos, entre los cuales se encontraba nuestro valiente Almirante Nelson, que perdió su brazo derecho.

Hoy he estado a bordo del Prince George y […] placer de ver a mi sobrino […] Murdoch. Tiene buena salud. […] ser recordado a usted esté seguro [ooo] a mí tan pronto como la presente llegue a sus […]
Den recuerdos míos a todos los amigos interesados […] actualmente pero continúa suyo. John McDougall
P. D. Dirigíos a mí a bordo del H.M.S. Theseus, ahora fondeado en Cádiz o en cualquier otro lugar”.

Relato del teniente Nisbet
El segundo documento es un relato de la información obtenida del Memorándum de Lady Nelson sobre los hechos ocurridos en julio de 1797. La narración se explica por sí misma y solo quiero señalar la excelente relación de Nelson con su hijastro, que se prolongará en el tiempo. Narración basada en información de Josiah Nisbet. Josiah Nisbet nació en el suroeste de Inglaterra, pero pasó toda su infancia junto a su abuelo Mr. Herbert, en la isla de Nevis, en el Caribe. Era hijo del Dr. Josiah Nisbet y de Francés Herbert. Al morir su padre y casarse su viuda con Nelson, Josiah se convirtió en hijastro del famoso marino.

Ingresó en la Marina con su padrastro a bordo del navío Agamennon en 1793. En el asalto a Tenerife, en 1797, era teniente en el navío comandante de la escuadra, el Theseus. En septiembre del mismo año, por insinuación de Nelson, que le estaba agradecido por su comportamiento con él en el momento de resultar herido en el brazo, es nombrado capitán del barco-hospital Dolphin, en aguas de Cádiz.
Su carrera naval se truncó debido a la bebida y trastornos mentales. Falleció en 1830.

Este es su relato: “Acompañado por su hijastro, Nelson había procedido desde la fragata Seahorse al muelle de Santa Cruz; y allí había recibido la grave herida que le atravesó el codo derecho, cuando estaba en el acto de desenvainar su espada y saltar fuera del bote. Esta espada, que él había apreciado tan enorme y merecidamente debido al respeto que guardaba a su tío Maurice Suckling, fue empuñada cuando caía por su mano izquierda; sin tener en cuenta la agonía que soportaba. El teniente Nisbet, que había permanecido cerca de él, vio a su padrastro herido debido al tremendo fuego de los españoles, y le escuchó exclamar: “Me han atravesado el brazo. ¡Soy hombre muerto!”. Nisbet le colocó en el fondo del bote, y observando que la vista de la cantidad de sangre que había emanado del destrozado brazo parecía incrementar su desaliento, se destocó su sombrero para taparla. Luego, con gran presencia de ánimo, examinó el estado de la herida, y aguantando el brazo destrozado lo suficiente como para restañar la sangre, cogió algunos pañuelos de seda de su cuello y los anudó fuertemente por encima de los vasos sanguíneos dañados; de no ser por esta atención, como declaró Nelson posteriormente, hubiera perecido. El señor Nisbet fue ayudado por un marinero llamado Lovel, uno de los barqueros del almirante, quien, habiendo desgarrado su camisa en jirones, hizo un cabestrillo para el brazo herido. Luego reunieron a otros cinco marineros, y al fin, con su ayuda, pusieron el bote a flote, porque había varado debido a la bajada de la marea. Habiendo logrado esto con éxito, el teniente Nisbet tomó uno de los remos que quedaban, y ordenó al timonel que fuera por debajo del alcance de los cañones de las baterías, para que pudieran estar a salvo de su tremendo fuego. La voz de su hijastro poniendo énfasis en esta sensata orden, despertó a Sir Horatio de su estado aletargado, e inmediatamente deseó ser elevado en el bote, para que, usando sus propias palabras “pudiese observarse un poco más a sí mismo”.

En efecto, fue elevado por Nisbet. El fuego destructivo de los enemigos en medio de la oscuridad de la noche era increíblemente terrible: una dolorosa inseguridad reinaba respecto a la suerte de sus valientes compañeros; cuando, debido a un repentino y general griterío procedente de la tripulación del cúter Fox, hundido por un disparo que había recibido por debajo del agua, hizo al noble almirante olvidar su propio estado débil y doloroso. Muchos fueron rescatados de su muerte en el mar por el mismo Sir Horatio, cuyos esfuerzos humanos en esta ocasión añadieron considerablemente la agonía y el peligro de su herida”.

Epílogo
Todos conocemos el distintivo de los oficiales del Cuerpo General de la Armada, “la coca”. Pues bien, este distintivo nació en Tenerife y así es la historia: como hemos visto a través de los relatos que se han ido publicando estos días, Nelson fue gravemente herido en un brazo, que finalmente le fue amputado. Ante la molesta situación de su convalecencia, el almirante se hizo un lazo con un cabo o un resto de sus galones a modo de cabestrillo y este lazo es la “coca” que ahora es el distintivo al que antes aludía.

Con la publicación de estos tres episodios de Desde la banda de babor, quiero expresar mi especial reconocimiento a los autores del libro Fuentes documentales del 25 de Julio de 1797, Pedro Ontoria Oquillas, Luis Cola Benítez y Daniel García Pulido, del que se han extraído los documentos comentados en estos artículos.

Y quiero terminar con unos versos de Nicolás Estévanez Murphy:
“Cuanto más alto se ponga / de Horacio Nelson la estatua, / más altos verán los siglos / el nombre de mi Nivaria”.