El primer europeo que viajó a las Américas fue el italiano Cristóbal Colón, antes de que acabara el siglo XV, octubre de 1492. Encontró un nuevo continente y los españoles comenzaron la Conquista de un mundo ajeno. Para el periodista y escritor uruguayo Eduardo Hughes Galeano, polifacético observador especial del siglo XX y XXI, Colón se convirtió en el pionero del turismo en el Caribe; en Venezuela, Cuba y Colombia. Tres siglos más tarde, casi a finales del XVIII, otro europeo singular como el prusiano Alejandro de Humboldt, atrapado por la geografía colombina, marchó de viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente. Era el verano de 1799. Como su admirado almirante genovés, Humboldt conoció Canarias antes de dar el salto o cruzar el charco atlántico. Regresó al continente europeo un lustro más tarde, pero las semillas de la abolición de la esclavitud y de las constituciones políticas quedaron esparcidas a voleo en tierras americanas. De los derechos y libertades de los ciudadanos y de los pueblos. En el siglo XXI, otro emblemático ciudadano, Jorge Bergoglio, residente en Italia pero nacido en el cono sur de las Américas, viajó como Papa de la iglesia católica a Ecuador, Bolivia y Paraguay, los países pobres de la tierra americana. Es recibido con optimismo y esperanza, con cruces y con hoces y martillos, y pide perdón a los pueblos colonizados antaño. Quizás evocara el refranero bíblico: “Los que estén libre de pecado que tiren la primera piedra”, al pensar en los curas de la época colonial; también en las huestes militares de Hernán Cortés en la Nueva España, cuando comenzaron a tirar las piedras de las infraestructuras hidráulicas de los mayas y de los aztecas; o en los ejércitos de Francisco de Pizarro en Perú, al querer romper las piedras de los canales y acequias de los incas. Ya lo cuenta de manera precisa el autor de Las venas abiertas de América Latina, el escritor Eduardo Galeano, al ponerlo en boca del cacique inca Huillca. Lo cierto es que el trío Colón-Humboldt-Bergoglio conforman un triángulo singular en lo que América se refiere. El genovés por dar paso a la Conquista española, el prusiano por contarla en sus notas de viajes, y el argentino por iniciar la reconquista en favor de los pueblos americanos. Al viajar a su América del alma, el papa Francisco se ha hecho famoso por querer aplicar su teoría de las tres T: techo, tierra y trabajo. Ojalá que Dios le acompañe y le escuchen los gobernantes para establecer un nuevo orden americano.
Francisco, el papa de la reconquista publicado por Isidoro Sánchez →