a contracorriente

El gafe de Rajoy – Por Enrique Arias Vega

Ya me dirán ustedes: un jefe de Gobierno que frena el paro dejado por su predecesor y que consigue que el PIB suba un 3% no sólo no es capaz de generar expectativas de triunfo electoral sino que se precipita por el despeñadero de las encuestas. Ése es Mariano Rajoy, el político peor valorado por sus compatriotas y el que les inspira más desconfianza.

El hombre insiste que el suyo sólo es un problema de comunicación. También es verdad: con mayoría absoluta en Las Cortes da la impresión de estar más solo que la una; aprueba una ley integral de seguridad ciudadana y a la opinión pública sólo le llegan los aspectos más negativos de lo que se llama ley mordaza; rebaja el IRPF y deja en cambio la sensación de que da a los ricos un dinero que les quita a los pobres… Si esto no es ser gafe, que venga Dios y lo vea. A quien en su día se le atribuyó ese calificativo fue al presidente Leopoldo Calvo-Sotelo. Pero, a diferencia de Rajoy, él no se presentó nunca a unas elecciones y, en consecuencia, dejó que el batacazo electoral al frente de UCD se lo diera en 1982 Landelino Lavilla.

Esto es algo que, al parecer, no cuadra con el actual presidente; me refiero a lo de apartarse él para dejar paso a otra persona. Me temo, sin embargo, que no soy el único que cree que si Soraya Sáenz de Santamaría o cualquier otro militante del PP encabezase las próximas listas electorales del partido, probablemente éste no tendría la mayoría absoluta, pero seguro que evitaría el mayúsculo descalabro de la derecha española que se avecina.