DE REFILÓN

Grecia

Me impacta leer o escuchar a personas que desean que se expulse a los griegos de la Unión Europea. Su ímpetu, entiendo yo, proviene del razonamiento simplista de que cada pueblo tiene el gobierno que se merece. Ellos se lo han buscado, afirman. Personalmente no creo que sea conveniente, ni siquiera justo, este tipo de sentencias. En ese sentido me viene a la memoria la frase atribuida al personaje Dr. Jekyll: “Quiéreme cuando menos me lo merezca porque será cuando más lo necesite”. Un buen ejercicio de comprensión puede ser vislumbrar nuestro Congreso de los Diputados a finales de año. Entonces caeremos en la cuenta de que los españoles cometeremos un error muy similar avalando una nada despreciable representación de comunistas y populistas. Nos critican a quienes opinamos sobre actualidad política que sabemos de todo u opinamos sin saber. Lo que viene a ser tener que elegir entre si somos unos ignorantes o unos temerarios. Intentando no caer en ninguno de estos dos casos, a mí me parece que existe cantidad de reproches a Alexis Tsipras y Yanis Varufakis. No obstante, hay que reconocer que existe una mayoría que celebra los “éxitos” conseguidos. Sin duda, se trata de un hito. Lo que ocurre es que si uno reviste de grandeza algo que, en realidad, no deja de ser una miseria, puede hacer mucho el ridículo. Me atrevería a generalizar que cualquier Estado con un gobierno populista, comunista o nacionalista tiene casi todas las papeletas para ser un estado que hace el ridículo allá donde vaya. Dicen que ha ganado la democracia cuando las principales muestras de apoyo provienen de Pablo Iglesias, Maduro y Le Pen. Dan lecciones de democracia cuando Grecia “es el país de Europa donde la corrupción se percibe más extendida y uno donde más se experimenta” (Kiko Llaneras). Buscar el justo medio nunca es fácil. Encontrarlo entre querer al pueblo griego y no dar un voto de confianza a unos chantajistas como el gobierno griego, se torna todavía más difícil.

@cristination_