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Kimiko Ono: “La música es la base de todas las artes”

Por Alejandra Aguado

La cantante japonesa participó en esta edición del Festival Fimucité / SERGIO MÉNDEZ
La cantante japonesa participó en esta edición del Festival Fimucité / SERGIO MÉNDEZ

Kimiko Ono es una de las artistas que participa esta semana en Fimucité (Festival Internacional de Música de Cine de Tenerife). Creció en Japón y Estados Unidos, donde inició sus estudios musicales desde los cinco años. Ha participado en festivales de cine en Cannes, Bruselas y París, entre otros. Prestó su voz a canciones de la película Human Nature, para la que su marido compuso la música. Además es ceramista de piezas dirigidas a la tradicional ceremonia del té japonesa. Antes de escuchar nuestras preguntas, ella misma cuenta quién es: “Crecí en una base americana de Okinawa, una isla de Japón. Allí éramos la única familia japonesa de la base. Mi madre viene de un linaje de samuráis, por lo que estoy muy interesada en el arte y la cultura de esta zona del mundo”. Para empezar. No está mal.

-¿Cómo es el choque cultural entre Japón y Estados Unidos?
“Hay diferencias muy acusadas, son países que se diferencian no solo geográficamente, sino también en la forma de afrontar el día a día. Yo diría que pienso en americano, pero mi corazón es japonés”.

-¿Y en el terreno musical?
“Empecé a cantar porque mi marido compuso la música de la película Human Nature. Patricia Arquette, que es la mujer a quien presto mi voz, es una gran cantante, pero el director, Michel Grondy, no quedaba satisfecho con el resultado. La escena en que canta Patricia es emotiva, ante una gran audiencia. A nivel técnico su actuación era perfecta, pero faltaba esa emoción que comulgara con la imagen. Ella cantaba pensando en cantar, en lugar de sentir”.

-¿Cómo terminó poniendo usted su voz en la película?
“Mi marido ha escrito muchas canciones para cine y yo, en varias ocasiones, he tenido que escribirlas para él en inglés. A la hora de entregar las demos, suele recurrir a mí para grabar la versión de prueba. A veces, el director, al escuchar la demo desea tener esa misma voz en el resultado final de la película. Human Nature fue uno de estos casos”.

-Ha cantado en festivales de cine tan famosos como el aclamado Cannes. A nivel profesional, ¿cómo le han enriquecido estos eventos?
“En festivales de este tipo hay gente increíble, que solo el hecho de poder conocerla te aporta mucho tanto laboral como personalmente. Personas maravillosas, personas creativas, con ideas muy variadas. Puedes encontrar artistas de todas las formas posibles: directores, actores, músicos, pintores… Además, otra cosa a destacar de los festivales es el punto en que confluyen el cine y la música, convirtiéndose en una sola forma artística”.

-¿Qué papel cree que tiene el arte en nuestra sociedad?
“Desde mi perspectiva, la música es la base de todas las artes, porque es la más abstracta. En un museo ves un cuadro o una escultura, y si cierras los ojos, la gran mayoría sabrá describir e interpretar lo que tenía delante. Con la melodía, en cambio, el flujo de emociones que despliegue en cada individuo es algo único y personal”.

-¿Considera que las artes están infravaloradas?
“Creo que hay muchas personas que no son capaces de llegar a ver la importancia que tiene el arte en el mundo. En el terreno educativo, por ejemplo: cuando quitas la educación artística de un país, sin saberlo estás destruyendo ese país. Te enseña a compartir, a expresar tus deseos, vivencias y pensamientos, se resume en no ser egoísta. Es una lección demasiado valiosa para privar a la sociedad de aprenderla”.

Kimiko Ono posa en el Grand Hotel Mencey en Santa Cruz / SERGIO MÉNDEZ
Kimiko Ono posa en el Grand Hotel Mencey en Santa Cruz / SERGIO MÉNDEZ

-En cuanto a su experiencia, el octubre pasado actuó con el compositor tinerfeño Diego Navarro en la sinfónica de París, ¿qué valor tuvo ese momento para usted?
“Recuerdo que la orquesta estaba formada por 90 miembros, eso significó mucho para mí porque nunca antes había actuado con una tan grande. Por otro lado, ¿qué decir de Diego Navarro? No sólo es un profesional excepcional, sino que además, como persona posee una energía especial. Me sentía muy segura trabajando con él. La forma que tiene de comportarse con los demás, transmite una paz y una fuerza que nunca antes había visto. Nos envuelve a todos con él, abraza su entorno, más allá del escenario, de los focos y del público. Es un verdadero artista”.

-En París también estuvo trabajando con algunos diseñadores de ropa, ¿qué opina del mundo y del negocio de la moda?
“En la moda siempre hay artistas. Me he percatado de que las cosas no son como antes, la gente joven ya no sigue las tendencias que trata de imponer la industria. En los años cincuenta había un estilo claro, con las faldas, los guantes o el pelo recogido. Ahora no existe un patrón y ahí es donde nace la creatividad. La forma en que el consumidor combina la ropa, mezclando prendas sin atender a las marcas, sino a su gusto personal. Tomar decisiones, no seguir reglas. En ese sentido es un modo de expresión, de arte, tan válido como otro cualquiera”.

-Hablando de formas de expresión… usted es ceramista, no es una modalidad artística muy usual, ¿qué es lo que más valora de esta rama?
“La cerámica aúna la tierra, el agua y el fuego, tres elementos de la naturaleza que manipulas y acaricias con las yemas de tus dedos para crear algo único. Una pieza bonita y útil. Esa utilidad es lo más importante para mí”.

-Me resulta interesante que hable de la utilidad de la pieza de arte en sí, su propósito. Más allá de la obra, ¿qué propósito tiene el arte para usted?
“Diría que la finalidad del arte es tocar a las personas, tanto para bien como para mal. El arte no solo debe generar emociones, sino que se nutre de ellas por sí mismo. Sin arte el mundo sería un lugar frío, aburrido y mecánico. Hay arte por todas partes. La propia naturaleza desprende esa belleza que nos atrapa. Si vas a caminar por la montaña puedes recrearte en el más nimio detalle: el cielo, los árboles, las piedras. El arte nos rodea y va ligado a nosotros. Por ello me encantan los perros”.

-¿Los perros?
“Los perros, los gatos, los pájaros… mi marido y yo hicimos un álbum que llamamos Jazz para perros. En sus inicios la música jazz era un estilo libre, sin contaminar. Ahora existen infinidad de subgéneros. Un perro no se preocupa por esto, simplemente escucha y disfruta, sin complicaciones ni tecnicismos. Mi marido quiso hacer algo así, recuperar las raíces del jazz, donde no hay pretensiones, tan solo música y pasión. Otros artistas como el rapero Paul Barman o el canadiense Charles Papasoff ya se han valido de la figura del perro antes, de manera alegórica”.

-¿Y qué belleza ha percibido en la isla de Tenerife?, porque es su primera vez en España…
“Iba con mi marido en el taxi y me quedé mirando la costa, el perfil oceánico dibujado en el cielo, y un paisaje que enfrenta verde contra sequía. Mientras, nubes lamiendo el volcán simulando la nieve caída. Fue un momento muy íntimo para mí. Desde que he llegado a este lugar, siento una energía muy fuerte. Es una isla que rebosa belleza, tanto en sus paisajes como en su gente. Hay gran cantidad de artistas. Quedé maravillada con el museo del TEA, y también me fascinaron los cuadros de la exposición permanente de Óscar Domínguez, una figura que hasta el momento era desconocida para mí. Un grato hallazgo. Tenerife es un lugar mágico, una isla donde se reúnen personas con una sensibilidad especial. Tiene algo misterioso, igual que Japón, son lugares pequeños que atrapan y atraen el talento”.

-Va a cantar junto a la Sinfónica de Tenerife, ¿qué supone para usted este reto?
“Estoy nerviosa, pero es una experiencia que debo compartir con la audiencia. En el teatro, el auditorio es también parte de la actuación. Pasa igual que en la ceremonia del té. Los espectadores son un elemento más en ese sueño que creamos todos juntos”.

-Para terminar, si usted no fuera Kimiko Ono, ¿qué pregunta le haría a Kimiko Ono?
“Le preguntaría… ‘¿por qué llevas un perro en la cabeza?’. Siempre llevo un pasador con forma de perro en el pelo, y nunca nadie lo nota. Creo que, desde fuera, yo sería el tipo de persona que repararía en ello”.