La crisis griega se ha convertido en un asunto de política nacional. Llevado de un impulso profético ajeno a la prudencia con la que suele evitar comprometerse en sus declaraciones públicas, el presidente del Gobierno aseguró que el triunfo del “no” sería la “salida de Grecia del euro”. Conocido el resultado: derrota del “sí”, triunfo aplastante del “no”, a Mariano Rajoy le ha corregido su ministro de Economía. Para Luis de Guindos, Grecia tiene derecho a un tercer rescate y la Troika debe hacer autocrítica. La declaración del ministro español está, por cierto, en la línea del presidente de Francia, François Hollande. Antes del referéndum griego Mariano Rajoy fue pródigo haciendo declaraciones en las que acreditaba que más que el análisis de la difícil situación por la que atraviesan los griegos primaba el interés partidista. En las elecciones que hace seis meses le dieron el triunfo a la Syriza, Rajoy apoyó a su correligionario Antonis Samarás, a la sazón primer ministro y líder de (Nueva Democracia) el partido que junto a los socialistas del PASOK habían entrampado a Grecia pidiendo préstamos y haciendo gastos que han configurado la deuda que ahoga al país y es origen de muchos de sus males. Samarás hizo campaña a favor del “sí” en el referéndum, pero ha tenido el gesto de dimitir como presidente de su partido tras conocer el resultado de la consulta. Al asumir esa responsabilidad política deja en evidencia a quienes como Mariano Rajoy no tuvieron -como sí hizo la canciller Merkel- la prudencia de mostrarse neutrales en relación con un asunto de política interna de otro país. Desde que Podemos se instaló en el escenario de la política española, en el PP están de los nervios. Su mirada oblicua sobre Syriza, la coalición que gobierna en Grecia, procede de la afinidad de esta formación con el partido que lidera Pablo Iglesias. A Iglesias, por cierto le reprochaban que hubiera ido hasta Atenas a apoyar a Alexis Tsipras olvidando que Mariano Rajoy había hecho lo propio con Samarás. Ya se sabe (Sartre dixit), que el Infierno son los otros y las elecciones generales están al caer.
La mirada oblicua - Por Fermín Bocos publicado por Diario de Avisos →