La crisis económica aún sigue estando latente en toda Europa, pero no conozco a ningún político que gane menos de 1.000 euros al mes. En las recientes elecciones autonómicas, ya se puede observar que los alcaldes, concejales y personal de confianza, superan los 1.000 euros. Mientras tantos, miles de personas con curriculum vitae importantes, viven de la limosna de los 400 euros que el Gobierno estatal les da. También es verdad que los que han sido elegidos para ocupar cargos institucionales no tienen la culpa, ya que han sido las urnas democráticas las que han decidido a través de la voluntad del pueblo. En Canarias, observando cómo han quedado configurados los ayuntamientos, al margen del nuevo Gobierno de Canarias, cualquier cargo gubernamental gana como mínimo 35.000 o 40.000 mil euros (brutos al año). ¿Crisis económica? ¿Para quién? No importa, como vivimos en un sistema democrático, todo es válido. Da lo mismo, que seas un “tornillo” o un lumbreras: has sido elegido… y punto. Sin embargo, y que me parece muy bien, para conseguir un puesto de trabajo te exigen unos conocimientos básicos y unas especialidades, dependiendo la rama a la que quieras acceder y titulación que tengas. Incluso, hace ya muchos años, para acceder a un puesto de trabajo te exigían los derechos penales de tu vida. Si tu expediente personal tenía una “mancha”, te jodías. Ahora, es todo lo contrario. No importa que conduzcas embriagado; corras delante de la policía local; encima te asignan un área institucional mejor que la anterior. ¿El motivo de que esos políticos sigan dentro de los partidos? Dicen que arrastran muchos votos. No lo apruebo, pero la divina democracia española es así, donde la vaca sagrada ha sido para muchos enchufados, el ubre de las cuatro tetillas más enriquecedor para muchos políticos y cargos de confianzas. Sin duda, la democracia es bonita e importante para que un país pueda vivir en libertad, derechos y justicia, pero viendo todo lo que ha pasado, y sigue sucediendo en España, nuestra democracia es una cueva de Alí Babá, que sigue produciendo tentaciones emocionales y ambiciosas de riqueza, poder y choriceo. Por si fuera poco, la mayoría de esos políticos cuando se retiran lo hacen con la despensa llena y con el futuro resuelto. Es decir, el que no tiene un negocio en Suiza, lo tiene en Uruguay o en Canadá; me refiero a los altos cargos, los que han llevado y siguen llevando carteras ministeriales. El resto, los que están detrás de sus respectivos presidentes de Gobiernos, se van con la compra de algunas propiedades.

Cierto es que la política en España ya comienza a denotar otros aires renovadores; más presencia de partidos y de jóvenes entusiastas con ideas más frescas y renovadas. Eso quiere decir que hay una nueva esperanza de cambios en este país. Lo cierto es que las arcas del Gobierno estatal deben de estar bien llenas, pues de lo contrario no entiendo de dónde se sacan tantos millones de euros para pagar tantos sueldos altos a todas las autonomías.