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¿Premio Sajarov para Maduro?

Hay un refrán popular que recordamos cuando, quien peor lo está pasando, aparca su crisis para preocuparse por la ajena, siempre menos grave: “El muerto se asusta del degollado”. Refrán aplicable a la Asamblea Nacional de Venezuela, que afirma denunciará la Ley de Seguridad Ciudadana española por “violar los derechos humanos”.

Como personalmente rechazo tal Ley, agradecería la decisión si no fuere porque tal Parlamento carece de entidad para hacerlo, al olvidar la Teoría de no Injerencia en Asuntos Internos del chavismo, y que antes debiera hacer autocrítica, pues una ley allí aprobada equipara persona con investidura, y criticar al presidente conlleva cárcel, exilio o, para un parlamentario, la expulsión sin respetar reglamento interno (véase, entre otros, Corina Machado); otra ley considera culpable de muertos y heridos en marchas opositoras a sus organizadores, justifica represión oficial y “oficiosa”, y no investiga las denuncias de tortura (véase, entre otros, Leopoldo López). Aprobó una ley para que empresas privadas que incumplan un modelo productivo bolchevique sean multadas, incautada su producción, o expropiadas -como ocurrió a emigrantes canarios- y detenidos sus dueños; una ley de alquileres que puede hacer perder la vivienda; una ley mordaza para poder cancelar licencias de radio y televisión, limitar el papel prensa, o cerrar fuentes oficiales a medios críticos y, junto al presidente Nicolás Maduro, controla una Justicia que encarcela a opositores que superan a este en popularidad, o derrotaron electoralmente al chavismo. Rechazo la Ley de Seguridad aprobada por el PP gracias a su mayoría parlamentaria. Pero me ofende que la Asamblea Nacional venezolana juegue a aspirar al Premio Sajarov -quizás con el apoyo de un señor de coleta- cuando avala la represión y el control social de Maduro, copia de lo aún vigente en la Cuba castrista y la extinta España franquista.
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