sobre el volcán

Si estás aquí es por mí, que te quede claro

“Hola, quiero que sepas que si estás aquí es por mí”. Dicen que así daba la bienvenida una concejal de Santa Cruz de La Palma a los artistas que llegaban a actuar en las Fiestas Lustrales. A estas alturas me llego a creer casi todo. Al estrés de la organización de la Bajada hay que sumarle el postelectoral, el sol dando en la cabeza y el efecto de la peineta. Una combinación explosiva que puede llevar a comportamientos tan extravagantes. No deja de ser cachondo imaginarse a Pablo Alborán recibiendo una bievenida así. “Gracias, señora”, dicen que contestó educado el cantante malagueño, abriendo los ojos como platos, para coger inmediatamente la guitarra y cantar: “Y tú, y tú y tú y solamente tú”. Cuentan que a los imitadores de Queen se lo dijo en inglés, a lo que los músicos argentinos que realizaron un magistral tributo a esta legendaria banda le dijeron: “¡Che boluda!, querés acaso ser también vos la Reina”. Dicen que en ese momento la concejal sonrió y suspiró con aire de satisfacción plena cuando la identificaron con un miembro de la Casa Real. Lo de Raimundo Amador era un poco más complicado. Estos flamencos son más anárquicos y no sabes por dónde te van a salir. Pero, pelillos a la mar, ahí que te voy. “Hola, Raimundo, quiero que sepas que si estás aquí es gracias a mí”. “Bolleré”, le contestó el músico. “Boyer no, ese fue ministro, yo soy concejal y no me gustan los socialistas”. “Mira que tiene arte la gachí”, sonríe el guitarrista. “Bueno, lo que tú quieras, pero que te quede claro que si viniste fue por designio mío. Te lo digo por si uno que va diciendo por ahí que es alcalde, medio canoso y gafapasta, quiere hacerse un selfie contigo, le dices que no y que las cosas no son como empiezan sino como acaban, como decimos en este nuestro partido después de la elecciones”. “Pero de qué me hablas, mi arma, relájate que yo vine aquí por los amigos Troveros. Ay qué gustito..”. Pero el gran día llegó con Juan Luis Guerra. Nerviosa, en la zona VIP, esperó a que se despistara un segurita y se coló en la trasera del escenario donde estaban preparándose para salir a escena los 4.40. No le fue difícil distinguir al cantante, se acercó, miró hacia arriba y le dijo: “Ojalá que llueva… No, perdona, quería decirte que si estás aquí es por mí”. “¿Y tú, hermanita, acaso eres Dios?”, le contestó Juan Luis Guerra con rostro algo indignado. “No, soy concejal”. “Tranquila Bobby, tranquila”.