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Manneken Pis

Expertos de la Universidad de Vrije investigan la autenticidad de un pequeño bronce, expuesto en el Museo de la Ciudad y extraordinariamente popular. En el exterior, y en directa competencia con otros célebres monumentos, una réplica exacta de El niño que mea atrae diariamente a miles de viandantes a la confluencia de la calle de L’Eleuve y la Rue de Chène. Es el símbolo por excelencia de la capital de Bélgica, por encima de dos testimonios de la historia nacional: la majestuosa Grand Place, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1998 y conformada por el Ayuntamiento de Bruselas, y las casas del Rey y los gremios; y del colosal Atomium, recreación de un cristal de acero y aluminio en una construcción de más de cien metros de altura, presentada en la Exposición Universal de 1958. La primera referencia del Manneken Pis se remonta a 1388 y apunta que fue tallada en piedra, según documentación que obra en la seo de Santa Gúdula. En 1619 fue sustituida por la escultura actual, de sesenta y un centímetros de altura, fundida en bronce dorado por Jerôme Duquesnoy el Viejo, para la que sirvió de modelo, según los cronicones, el hijo del duque Godofredo de Lorena; de ahí que algunos la llamen también El pequeño Julien. Sobrevivió al asedio y bombardeo francés de 1695 pero, en 1745, fue robado por soldados ingleses y, más tarde, por militares franceses; en 1817 también la sustrajo un convicto, enseguida detenido y, todavía en 1965, desapareció en un suceso de repercusión internacional que mezcló oscuros intereses de coleccionistas y actos de gamberros; recuperada con cierto misterio, un año después, el original pasó al centro museístico y una copia exacta ocupó su emplazamiento en la calle, dentro del nicho rococó construido en 1770. La investigación pretende esclarecer todos los secretos que rodean al niño meón y, junto a los análisis de materiales, se revisarán las leyendas crecidas a su sombra. Entre tanto, los viajeros seguirán con admiración y simpatía su continua actividad liberadora , lo verán, según las fechas, con atuendos regionales de todo el mundo e iniciarán, desde su fuente, una ruta singular que, entre otras, incluye paradas obligatorias ante Jeanneke Pis, situada en el Impasse de la Fidelitè, alternativa de género ante las demandas feministas, y el Zinneke Pis, un perro sin raza, un gracioso mil leches, que levanta la pata para otra exhibición mingitoria, “prueba del carácter independiente y divertido de los bruselenses”.