La pasada no fue una buena temporada en lo deportivo para el Clarinos Ciudad de los Adelantados. El equipo lagunero pagó la novatada, descendiendo de categoría antes de que la Federación Española ampliara la Liga Femenina 2, recuperando a las tinerfeñas que cumplieron escrupulosamente con sus obligaciones económicas. Fue un año tan duro como didáctico para Claudio García, su entrenador, que se presenta esperanzado ante el nuevo curso.

“El año pasado tuvimos que hacer todo de manera apresurada, que fue algo que nos perjudicó. A eso hay que sumar que no teníamos el respeto de los agentes, algo que ha cambiado este verano por las cosas que hicimos bien, que no fueron las deportivas, pero sí las económicas, lo que nos permitió, por ejemplo, que fueran los agentes los que nos llamaran a nosotros porque sus jugadoras estaban interesadas en venir, señala García centrado ya en la pretemporada, que como novedad tendrá como fecha clave un torneo amistoso que se disputará en Madeira.

Desde la autocrítica, el máximo responsable técnica del Clarinos analiza de manera clara el otro gran error de su equipos el curso pasado: fijarse demasiado en cuestiones que no eran deportivas. “Por querer demostrar que éramos un proyecto serio nos fijamos en muchas más cosas extradeportivas que deportivas. Quizás no estábamos centrados al 100% en el plano deportivo, algo que es indispensable para tener éxito. También, por dos o tres situaciones con dos o tres jugadoras específicas que nunca cuadramos con ellas no pudimos ser un grupo sólido. Algo que ahora sí tenemos”.

Con una plantilla, a priori, competitiva, la principal espina clavada que le queda al entrenador insular es no haber podido contar con más jugadoras canarias: “Económicamente no podíamos asumir algunas cosas porque eso podía desajustar el presupuesto. Por muy buena relación que tenga con dos o tres jugadoras, porque me llevo muy bien con ellas, no podíamos asumir ese gasto”.

Así que el club se puso manos a la obra para poder reunir un grupo de jugadoras partiendo desde cero, olvidando lo sucedido el curso pasado: “Lo peor de todo es no tener una base alrededor de la que poder construir el nuevo proyecto. Nosotros, cuando pensamos en renovar a Laura Fernández y Laura Bejarano, teníamos una idea de plantilla completamente distinta. Por ejemplo, queríamos tener a Fernández de titular y completarla con otra base y no pudo ser. Una vez no pudimos contar con ellas sí tuvimos claro las tres jugadoras nacionales que queríamos para que lideraran el proyecto”.

Primeras opciones
García recalca que “afortunadamente” todo lo que lograron firmar para su equipo fueron siempre “primeras opciones”. “Menos en dos situaciones, que al final fueron por detalles, hemos tenido la suerte de contar con jugadoras que, en seguida, entendieron nuestra idea de equipo y club y fue sencillo llegar a un acuerdo”.
Además, a diferencia de lo ocurrido el año pasado, Claudio tiene claro que han “acertado en el plano personal” en lo que se refiere a los fichajes, algo fundamental: “En lo que llevamos de pretemporada hemos visto gestos que no vimos en todo el año pasado a nivel de colaboración entre jugadoras”.

Rivales
Posteriormente llegaría el cambio de grupo, que supone tener que asumir peores desplazamientos, y más costosos, pero que evita a algunos de los clubes más poderosos de la Liga Femenina 2: “Los viajes son más complicados, con más conexiones y con viajes de más días, pero es verdad que te quitas a rivales más complicados como Alcobendas, Distrito Olímpico o Estudiantes. ir a Madrid es muy, muy complicado, y al final tienes que viajar a Murcia y Almería, en los que llegas muerto. Creo que el grupo A puede ser más asequible en la parte baja de la competición”.

Cantera
Por último, el club ha llegado a acuerdos con varios colegios con el fin de colaborar con sus clubes de base desde el respeto: “No nos vale de nada tener infantiles y preinfantiles si para eso tenemos que recurrir a jugadoras de los colegios. No queremos ningún tipo de enfrentamiento con ellos, sino trabajar juntos”.