HISTORIAS DEL EUROBASKET

El día que Grecia entró en la leyenda

Los griegos tenían una de las mejores plantillas de su historia| DA
Los griegos tenían una de las mejores plantillas de su historia| DA

Pocos nombres resultan tan paradójicos como el del Pabellón de la Paz y la Amistad de Atenas. Desde luego que los equipos que deben de visitar el recinto ateniense suelen encontrarse muy poco de una cosa y de la otra pero es un templo del baloncesto. Allí se consagró uno de los mejores grupos de jugadores que se recuerdan y una de las selecciones más competitivas de la historia. la Grecia de 1987.

Los helenos jugaban al amparo de su público, el más caliente, sin duda de Europa, que se había ganado a pulso su condición de peligroso después de los incidentes continentales acaecidos en las pistas del Aris, PAOK, Panathinaikos Olympiacos. La selección griega sabía que aquel ambiente era una de sus armas, por lo que había conseguido transmitir ese carácter sobre la pista unido a una calidad indiscutible.

Nikos Galis, Panagiotis Giannakis, Panagiotis Fasoulas o Fanis Christodoulou lideraban a un equipo que, a pesar de ganar a la poderosa Yugoslavia en la primera jornada, caería posteriormente con España y la URSS, clasificándose en la primera fase como cuarta clasificada, el último puesto que daba derecho a pasar a luchar por estar dentro de las medallas.

Los helenos se jugaron su pase a cuartos con Italia, líder del otro grupo, a la que vencieron por 90-78 gracias a los 38 puntos de Gallis. Visto con la perspectiva del tiempo, teniendo en cuenta la trayectoria posterior de todos aquellos jugadores, parece normal dicha clasificación, pero lo cierto es que fue sorprendente, igual que su siguiente victoria, nuevamente frente a una Yugoslavia que contaba con Petrovic, Kukoc, Radja o Divac.

Ser recuerdan pocos marcajes como el que Christodolou llevó a cabo con Drazen Petrovic, anulándolo y desesperándolo, algo que pasó factura a los balcánicos. Los plavi hincaron la rodilla por 81-77, dejándole vía libre a la final a la sorprendente Grecia, que tendría que jugarse el oro contra la URSS. Aquello eran palabras mayores.

Aleksander Vólkov, Valdis Valters, Marciulionis, Valeri Tikhonenko, Vladimir Tkachenko y Valdemaras Homicius eran lo suficientemente buenos como para ganar a cualquiera, como hicieron con España en semifinales. A eso había que sumar la dirección desde el banquillo de Aleksander Gomelski, por lo que cada minuto de Grecia en el partido era un pequeño milagro.

Lo sería más cuando Yannakis y Fassoulas fueron eliminados por faltas, por lo que los helenos tuvieron que jugar la prórroga a la que habían llevado el duelo sin dos de sus referentes. A la heroica, así ganó Grecia el primer Eurobasket de su historia, con Kambouris, suplente habitual, metiendo los tiros libres decisivos en uno de los mejores recuerdos que se recuerdan de un Europeo y que, esperemos, hoy no se pueda repetir.