HISTORIAS DEL EUROBASKET

Grbovic y las tijeras de Francia 1983

El Eurobasket francés de 1983 quedará marcado para siempre por los tristes incidentes acaecidos en el encuentro disputado entre Italia y Yugoslavia. Limoges fue el escenario de una de las tánganas más lamentables que se recuerdan en el baloncesto FIBA después de que los plavi, furiosos, se vieran eliminados en la primera fase.

En aquel torneo Italia partía como la gran favorita. Los azzurri eran un conjunto aguerrido, sumamente complicado de superar en defensa y apoyado en la calidad de jugadores como Dino Meneghin, Pierluigi Marzorati o Antonello Riva. Candidatos al oro junto a la URSS, Italia quedó encuadrada en el grupo A junto a España, Francia, Grecia, Suecia y Yugoslavia.

Los italianos ganaron con solvencia todos sus encuentros, teniendo que enfrentarse en la última jornada del grupo a Yugoslavia. Debido al sistema de competición, en la que los dos primeros clasificados de cada grupo pasaban directamente a semifinales, los balcánicos necesitaban ganar imperiosamente a Italia, más aún después de que España amenazara con arrebatarle ese puesto en la lucha por las medallas.

La tensión era evidente a lo largo de una primera parte en la que Yugoslavia siempre tuvo pequeñas rentas a su favor, con los italianos vendiendo muy cara su derrota a pesar de estar ya clasificados. Todo cambiaría a los cinco minutos del segundo tiempo, cuando los transalpinos se pusieron por delante en el marcador. Fue en ese momento cuando empezaron los malos modos y las provocaciones yugoslavas, que tuvieron su momento álgido cuando Grbovic soltó un puñetazo a Meneghin por la espalda.

Los italianos se habían refugiado en su defensa, sentando en el banco a Antonello Riva, su mejor tirador, algo que había desesperado a los yugoslavos. Frustrado, el puñetazo de Grbovic desencadenó la lógica reacción de Meneghin, que se revolvió contra él. El balcánico corrió a su banquillo, pero no para huir de la ira del italiano, sino para coger unas tijeras del botiquín con las que amenazar a Meneghin. Sandro Gamba, seleccionador de Italia, trató de poner paz, varios jugadores de Yugoslavia se refugiaron en los pupitres de los enviados especiales de los medios informativos y la policía francesa decidió entrar al parquet para parar todo aquello. Solo Meneghin fue expulsado tras el incidente y no por el mismo, sino por señalarle su quinta personal.

El partido se reanudó y, quizás porque Yugoslavia se descentró o Italia se enrabietó, lo cierto es que los transalpinos no dieron opción alguna, imponiéndose por 91-76. En las semifinales Italia derrotaría a los Países Bajos y España a la URSS, viéndose las caras en una final que los azzurri ganaron 105-96 a pesar de la gran actuación de Juan Antonio San Epifanio.