Esta semana el pleno del Senado aprobó una moción del Grupo Parlamentario Popular, transaccionada con el resto de los grupos parlamentarios, a excepción del PSOE y Entesa, por la que se pidió al Gobierno la creación de un Registro Nacional de Pacientes.
En mi calidad de portavoz de Desarrollo e Innovación, tuve ocasión de defender ante el pleno esta iniciativa no ideológica, que da respuesta a las reivindicaciones de los profesionales sanitarios y de la ciudadanía, y para la que solicité el consenso de los grupos parlamentarios.
Sin duda, el Registro de Pacientes debe ser una herramienta básica para la investigación clínica y para la evaluación de resultados en salud, además de actuar como piedra angular del nuevo sistema de aprobación y financiación de fármacos innovadores. En mi opinión, es una oportunidad para mejorar la calidad asistencial y tomar decisiones en materia de fijación de precios y financiación pública de los medicamentos.
Es indudable la importancia de la creación del Registro Nacional de Pacientes por la capacidad que tiene para mostrar el impacto que tiene un medicamento o tecnología sanitaria, en condiciones de práctica clínica real y no en las condiciones contraladas en las que se desarrollan habitualmente los ensayos clínicos.
La Sanidad española se encuentra entre las 4 o 5 mejores del mundo. Una de las mejores financiada públicamente, con una cartera de servicios universal y dentro de un distrito sanitario único europeo. Esto es gracias a unos magníficos profesionales y a una gran organización sanitaria. La Sanidad tiene un coste y es limitado, y esto quiere decir que hay que hacer una cartera de servicios pactada, universal y concluyente porque si no se nos gripa el sistema.
No puedo entender ni estoy para nada de acuerdo con determinados parlamentarios de otros grupos, sobre todo nacionalistas, que ven fantasmas donde no los hay cuando surge la palabra nacional. Me parece una mediocridad y aquí lo denuncio. El concepto ‘Nacional’ es global. Tenemos una Sanidad pública en un país que se llama España que es la suma de las sanidades que se dan en las comunidades autónomas.
España es el primer país del mundo, 24 años consecutivos, en donantes de órganos y trasplantes, y quien lo organiza se llama Organización Nacional de Trasplantes. Así que, sin duda es imprescindible un registro de trasplantes Nacional para que determinados órganos que se donan en una comunidad sean trasplantados, por ejemplo, a pacientes de otra sin necesidad de fronteras y con un riguroso orden de criterio médico profesional. La medicina es el esperanto del mundo, porque es el idioma sin fronteras.
La Organización Nacional de Trasplantes es el registro nacional más solidario, sin fronteras, auténtico y más ‘marca España’ que existe en la historia de este país. Es solidario y técnicamente perfecto. Porque cuando uno hace un trasplante no pregunta de dónde viene, y porque cuando uno opera, opera bien, sin ideología, de manera profesional y poniendo todos los sentidos en lo que hace. Pongamos las cosas en su sitio y demos la relevancia que merece a esto porque será importantísimo para que mejore la calidad.
La moción que tuve ocasión de defender y que fue aprobada en la Cámara Alta, se concretó en los siguientes puntos:
1.Poner en marcha todas las medidas necesarias que faciliten la creación de un Registro Nacional de Pacientes como herramienta fundamental para controlar el alcance estadístico de las enfermedades, la eficacia de fármacos o el conocimiento de las características de los enfermos.
2.La información obtenida sería propiedad del Sistema Nacional de Salud y/o de sus respectivos servicios sanitarios públicos autonómicos, con respeto a la Ley Orgánica de Protección de Datos.
3.La Información registrada deberá resguardar la privacidad de los datos que pudieran identificar a las personas.
4.La información recogida será usada para la investigación con la finalidad de mejorar la calidad asistencial y la equidad del sistema sanitario público.
Creo que si todos apoyáramos medidas como la que aquí les comento, estaríamos en el buen camino, en el camino de la mejoría. Es de justicia destacar que se trata de la primera vez que se aprueba en la Cámara Alta una moción de este calado, dejando claro una vez más el compromiso con los auténticos problemas de los ciudadanos, algo en lo que deberíamos estar todos.
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