CULTURA

De Namibia a La Laguna

El pintor, nacido en Sudáfrica, pasa su jubilación pintando los paisajes y edificios de Tenerife. / DA
El pintor, nacido en Sudáfrica, pasa su jubilación pintando los paisajes y edificios de Tenerife. / DA

Conrad Van Wyk, arquitecto y pintor nacido en Namibia, expone una parte de su obra más reciente en la Casa Albar, ubicada en la plaza de la Concepción de La Laguna. La inauguración tuvo lugar la noche del viernes y las obras se mantendrán colgadas hasta el próximo 2 de octubre en este recinto. Los paisajes, como el Teide y Anaga, y los edificios isleños, como la iglesia de la Concepción, se mezclan con retratos, naturaleza y dibujos de varios rincones de ciudades europeas en las que vivió como Roma o Londres. Todas sus láminas son de carácter figurativo.

Hasta este punto podría decirse que esta es la historia de un artista extranjero que visita la Isla para exhibir su trabajo. Pero detrás de la exposición de Conrad Van Wyk hay un curioso relato sobre el trabajo y la amistad.

Todo comenzó el año pasado, cuando Alberto González, arquitecto tinerfeño, paseaba por la calle La Carrera en La Laguna y le sorprendió ver “a un señor de cierta edad, de aspecto bohemio a la vez que señorial, dibujando con una maestría excepcional rincones y casonas de La Laguna”, explica para DIARIO DE AVISOS. Su curiosidad lo llevó a entablar conversación con el pintor. “Hablamos en inglés puesto que advertí que su español era muy básico. Me interesó él y su obra que apuntaba muy buenas formas”.

Van Wyk cursó sus estudios de Arquitectura en la Universidad de Ciudad del Cabo (Cape Town, Sudáfrica). Una vez obtenido el título de arquitecto en el año 1969, el gobierno sudafricano le concede una beca para cursar estudios de postgrado en la A.A. (Arquitectura Asociation) de Londres donde pudo recibir clases de arquitectos consagrados como Louis Kahn. Inicia al mismo tiempo sus primeros trabajos a las órdenes de James Stirling, premio Pritzker -el galardón internacional más prestigioso de arquitectura-, convirtiéndose en su asistente y elaborando multitud de bocetos para él.

Desde sus inicios fue un magnífico dibujante caracterizado por la disciplina arquitectónica. Al cabo de los años formó su propio estudio y acabó especializado en proyectos aeroportuarios. Trabajó, por ejemplo, en el Malasian Airport en Kuala Lumpur, en el Aeropuerto de Atenas, el de Cork en Irlanda y el Gabarone en Bostwana. A lo largo de esos años su estudio fue creciendo; llegó a tener a 50 personas bajo su dirección.

En 2004, tras un largo recorrido en su ejercicio profesional, de una treintena de años, decidió dar un cambio radical a su vida y abandonó su actividad profesional, de la que se sentía esclavo, ejerciendo únicamente labores de administración y desarrollando su gran vocación: el dibujo y la pintura.

En esta nueva etapa viajó y se estableció en ciudades como Londres o Roma. Hasta que dio el paso a la jubilación. Algún amigo suyo le comentó las bondades del clima, los paisajes y la arquitectura colonial que tiene Canarias y específicamente Tenerife. Decidió entonces trasladarse a esta isla y eligió a La Laguna como su lugar de residencia y a sus calles para el ejercicio de sus labores pictóricas.

Allí, frente al Hotel Aguere lo conoció Alberto González y también lo conocieron sus amigos, hace más de un año. Fueron ellos los que propusieron dar forma a la exposición que hoy guarda la Casa Albar.

En la inauguración del viernes, el abogado Luis Gutiérrez Herreros, amigo de González y Van Wyk, realizó un amplio recorrido por todos esos artistas y científicos extranjeros que se han sentido atraídos por los paisajes y el clima de Canarias para realizar sus estudios y sus obras. Ellos, dice Gutiérrez, también dejan plasmada la historia, el estilo de vida y las costumbres del pueblo canario. “Desde Humboldt hasta Van Wyk, son cientos los foráneos que escriben también la historia del Archipiélago”.

Alberto González se pregunta por qué el de Namibia eligió La Laguna para pasar su jubilación. Y este siempre le contesta: “por la atmósfera de cultura, la belleza arquitectónica y el buen trato recibido”.