de puntillas

20-D – Por Juan Carlos Acosta

A dos meses del 20-D, cabe preguntarse por el tipo de comedia electoral a la que vamos a asistir. Yo lo hago constantemente y espero con ansiedad las escaramuzas de unos y otros para esconder los abrigos con los que se han protegido del frío económico que ha congelado el país durante los últimos cuatro años.
Tras una legislatura plagada de incumplimientos, sablazos y mano dura en pos de una supuesta recuperación, en la que el partido en el Gobierno ha dejado de lado sus promesas anteriores en todos los campos sociales, ahora toca recomponer gestos altivos, sordera crónica y el “tú más” desafinado que nos han cantado los gallos del corral patrio cada día.

Ya se atisba la línea a seguir con el vídeo que ha presentado el PP a su grupo en la Cámara Baja, en pura onda night club, aunque de día y con barril de cerveza, en el que pretende hacernos creer que se convirtió en el galeno sabio, sacrificado e insomne que nos salvó la vida a todos los españoles, no recuerdo si con cataplasmas o cuidados intensivos, y que culmina, cómo no, con la bandera de España estampada en el rostro de sus líricos cachorros.

Solo que Bruselas les ha aguado la fiesta reclamando la revisión de los presupuestos generales del Estado para 2016, muy optimistas, por cierto, con el déficit público y con las expectativas de crecimiento, creados oportunamente a modo de guinda triunfalista del pastel que nos están preparando en los fogones de La Moncloa. Tampoco es para escandalizarse, si hablamos de cachorros, porque este carrusel de última hora también ha quedado retratado en las videotecas mucho antes con aquella otra genialidad del PSOE que identificaba a los peperos con perros rabiosos que venían a por nosotros, no ya para esquilmarnos, como así ha sido, sino, lo que es peor, para despertarnos comidos por los tobillos como en una de las pesadillas más recurrentes de los monstruos de la niñez.

Si ese es el estilo para el que debemos prepararnos durante las próximas ocho semanas de correveidiles, nervios, descalificaciones, mentiras, promesas de plasma y cantos al sol, más vale que se pongan todos las pilas, porque esto ha cambiado, como lo prueba la irrupción de los partidos emergentes, que aspiran a recoger y acunar el voto ciudadano, harto de orfandades, legislatura tras legislatura, y de promesas incumplidas.

Creo que vale la pena visionar esta película de 60 días bien cómodo y disfrutando cada instante desde la barrera. Veremos a prestidigitadores intentando por todos los medios convertir en blanco lo negro y en color la grisalla a la que nos han sometido desde sus poltronas bien pagadas y sus regalías en todas las primeras clases habidas y por haber; veremos a un partido desmentir que ha ejercido durante cuatro años un gobierno valiente con los débiles y cobarde con los poderosos; veremos a un líder intentando humanizar su rostro ausente, grabado a fuego en la mente de sus administrados. Pero también veremos a una oposición desarbolada y en proceso de recomposición en el bipartidismo sin tiempo material para ello.

La otra imagen, la alternativa, ha sido el reciente debate de los emergentes, Podemos y Ciudadanos, el pasado domingo en La Sexta; con las maneras que, al margen de las ideas, quieren los españoles.
Lo dicho, palomitas y espectáculo.