SIN OBJETIVIDAD

Análisis a ciegas y minuto a minuto

Primer tiempo. Cada curso el primer partido de la temporada parece llegar demasiado pronto. Para colmo, al CB Canarias le tocó un rival que se le suele atragantar debido a la incómodo que es, pero no queda otra. La insularidad pasa factura en las pretemporadas a pesar de los esfuerzos aurinegros por poder componer una buena serie de encuentros amistosos en verano, pero resulta evidente que el partido de la primera jornada suele parecer más un duelo para acoplarse a la competición que otra cosa. Otro dato importante: el Joventut tenía cuatro cambios importantes con respecto a la plantilla pasada pero, sea como sea, siempre consiguen descubrir jugadores interesantes que vienen de ligas menores o buscan una primera oportunidad en Europa. Chapeau, porque no es sencillo y porque les da, de sobra, para conseguir la permanencia en Liga Endesa.

Segundo tiempo. Que no salten las alarmas. Personalmente siempre he criticado la poca autocrítica de la que a veces hace gala el CB Canarias. Es una impresión, posiblemente no del todo cierta, pero ahí esta. Eso es una cosa, la otra es la capacidad que tienen algunos para críticar haciendo el más difícil todavía: sin ver el partido por televisión. O los compañeros de las radios son muy buenos, que no lo dudo, o los tiempos de crítica, análisis o llámenlo como quieran son cada vez más pequeños. Ya no se critica una temporada, la primera vuelta o un partido, los análisis empiezan ahora desde el primer minuto de partido, por eso que llaman “la puesta en escena” y, como mucho, llegan a un cuarto, que son solo diez minutos. Luego solo queda ponerlo en redes sociales, darle bombo, que se puede hacer con otra cuenta oculta del mismo usuario y ya tenemos debate. No lo comparto, no lo entiendo y es mejor no prestarle atención.

Prórroga. Al hilo de los críticos con poderes ultrasensoriales, no estoy demasiado seguro de que la llegada de Movistar sea tan buena para el baloncesto. Darán dinero, claro, la ACB tendrá el respeto de un operador que, al menos no conecte un minuto antes o haga carruseles con el Masters de Augusta, pero lo cierto es que tener que pagar por ver baloncesto quizás aleja al gran aficionado al deporte de la canasta y no engancha al del espectáculo en general, que es al que hay que cazar. No veo demasiada gente dispuesta a pagar por la ACB o que, dentro de un paquete, se fije en que la Liga Endesa se emita. Quizás hay otras fórmulas que, combinadas, pueden hacer crecer la popularidad del deporte como, por ejemplo, que el seguidor del Iberostar Tenerife no tenga que esperar casi seis meses para poder ver otra vez a su equipo en su pabellón compitiendo. Eso no lo entiende nadie, creo, ni los que analizan partidos sin verlos.