Ángulo 13

El güimarero y enigmático Cristo Negro

POR JUANCA ROMERO HASMEN

cristo negro

Es, sin duda alguna, una de las obras más llamativas de las que hay expuestas en instalaciones religiosas de todo el archipiélago. Algunas fuentes señalan que se trata de un Cristo fundido en 1301, que en la actualidad es venerado en la ermita del Calvario de Güímar (barrio de San Juan) tras haber sido llevado hasta el municipio por el presbítero lagunero Irineo González. Una de las cosas que lo hacen especial, es que se trata de las poquísimas tallas de bronce que sale en procesión en Canarias durante la Semana Santa. Al parecer, fue adquirido por un ilustre y lo guardó en su casa con la intención puesta en que al fallecer su madre, éste mandaría a construir en el cementerio una capilla para recoger los restos mortales y colocaría allí la negra imagen. Pero ocurrió llegado el momento del óbito materno, que el Cristo no pudo ser colocado en la sepultura y permaneció guardado como hasta ese momento. En testamento, este hombre dejó escrito que tras su muerte, la talla fuera donada a la ermita de San Juan, por proceder de este barrio su fallecida madre. Según cuentan las variopintas lenguas, el ama de llaves del ilustre, incumplió lo señalado en testamento, y en lugar del Cristo Negro, entregó a la ermita un gran crucifijo de poca calidad y tosca armadura, sin casi valor económico y artístico, para seguidamente vender la imagen a un hombre de la isla vecina, concretamente de Las Palmas de Gran Canaria. Y como fuerza del destino, al poco tiempo, el Cristo Negro fue devuelto por su último propietario tras sufrir varios episodios calificados como fantásticos. Y así, en 1930, el Cristo fue mandado a colocar en la posición que le correspondía por testamento, en la ermita de San Juan, y después a su enclave actual en la capilla del Calvario construida expresamente para él.

El cronista Octavio Rodríguez, señala lo siguiente referido a esta talla:

“Los vecinos recuerdan que muchos sacerdotes y fieles de fuera de Güímar acuden de vez en cuando a visitar al Cristo Negro, y que incluso un cura que sentía gran fervor por la talla, era el padre Jesús Mendoza, quién fuera prior de la Basílica de Candelaria, fallecido el 17 de octubre de 2013”. Pero hemos pasado por encima el apunte referido a los fenómenos anómalos acontecidos durante la estancia de la talla en tierras de la isla de Gran Canaria. Poco hay referido a estos hechos mágicos, aunque algunos cuentan que su naturaleza era extraordinaria, provocando movimientos de cosas, extraños ruidos y cambios bruscos de temperatura. Sea como sea, y al margen de connotaciones parapsicológicas o milagreras, el Cristo del Calvario siempre ha estado rodeado de controversia, y las miras de unos y otros por los motivos más diversos, permanecen atentas a esta talla. Polémica por ser centro de la teoría de los templarios, ya que no son pocos los que se aventuran en afirmar que se trata de una obra de inspiración templaria. La única conexión que podemos encontrar con este episodio de la Historia, es la proximidad del año de su fundición, establecida aún en periodo del Temple, antes de que los Caballeros de la Orden fueran ajusticiados. En la misma comarca, la talla de la originaria virgen de Candelaria y la de un Cristo oscuro… ¡no me dirán que la idea templaria no es cuando menos evocadora!

Pero la otra pata de la polémica llega directamente desde la Diócesis Nivariense cuando a finales del mes de octubre de 2013, hace pública la prohibición de sacar en procesión al Cristo de la Expiración (Cristo Negro o del Calvario). A pesar de los 45 años en los que ha salido cada domingo santo en procesión por las calles del municipio, la prohibición llegada en forma de carta remitida por el vicario general, Domingo Navarro Mederos, comunicando que se debe dejar de realizar a partir de ese momento, la citada celebración porque “no procede litúrgicamente, la procesión de un crucificado el Domingo de Resurrección”.