tribuna

Los puertos y el pleito – Por Juan Linares

Políticos y empresarios de Gran Canaria han puesto el grito en el cielo por un supuesto trato de favor que la administración central está dando al puerto de Santa Cruz de Tenerife. El mismo consiste, al parecer, en unas bonificaciones tarifarias que permitirían a nuestra famélica instalación, entre otras cosas, acceder en condiciones ventajosas a pequeños trabajos de mantenimiento en buques y plataformas petrolíferas, en detrimento del de nuestros vecinos.

El puerto de La Luz y de Las Palmas, como todos saben, ha sido desde siempre uno de los más importantes de España en cuanto a tráfico y volumen de mercancía se refiere. Ello ha sido posible gracias a la gran labor que han realizado a lo largo de los años los distintos responsables de su Autoridad Portuaria, o sea, los políticos que han ocupado dicha responsabilidad y que han conseguido, años tras año, inversiones multimillonarias por parte del Estado. Y por decirlo todo, también a la desidia de los nuestros, que han permitido sistemáticamente un enorme desequilibrio inversor a favor del puerto grancanario en detrimento del nuestro y que ese desequilibrio se haya consolidado en el tiempo, relegando al puerto capitalino a ser, al día de hoy, una instalación absolutamente secundaria. De hecho, el puerto grancanario es actualmente, entre otras cosas, un gran centro de reparación naval, por lo que el supuesto trato de favor consistiría, hablando coloquialmente, en unas pequeñas migajas para nuestro puerto, dentro del enorme negocio que mueve el puerto de La Luz y Las Palmas.

Dejando de lado la insolidaridad casi pueril de nuestros vecinos, me llama la atención el efecto que esas quejas han tenido en parte de la clase política chicharrera, que se ha apresurado a censurar a los políticos y empresarios grancanarios por sus críticas, bajo el paraguas del pleito insular, cuando lo que debería haber hecho, a mi juicio, es denunciar y corregir el ya comentado desequilibrio inversor entre ambos puertos y en otras muchas áreas que sufre nuestra isla.

Un ejemplo flagrante lo constituye el tema de los aeropuertos. La unidad aeroportuaria de Tenerife, constituida por los aeropuertos de Tenerife Norte y Tenerife Sur, mueve al año casi tres millones de pasajeros más que el aeropuerto de Gando. Sin embargo, el desequilibrio inversor en los últimos años hacia el aeropuerto grancanario es de escándalo. Basta observar la mega-terminal para vuelos insulares que se inauguró hace escasos meses, mientras las terminales de los dos aeropuertos tinerfeños están saturadas y en un estado de deterioro indigno para la imagen de la isla. Por no hablar de la prácticamente nula inversión realizada en carreteras (cierre del anillo insular, circunvalación de Los Rodeos, circunvalación de Santa Cruz, etc.) y cuyas consecuencias la sufren a diario miles de conductores, frente a las magníficas infraestructuras viarias ejecutadas en Gran Canaria.

Por ello y sin querer entrar en aspectos de carácter industrial, energético, logístico, etc., no debemos vincular este tema con el tan manido pleito insular. Estamos hablando simplemente de puestos de trabajo y generación de riqueza. Por eso, las críticas de nuestros vecinos sólo se pueden entender desde su profundo desconocimiento de la realidad de nuestra isla o, lo que sería peor, desde una postura de superioridad y prepotencia absolutamente inadmisible. Ya está bien de estar a la cola del desarrollo y de la calidad de vida respecto a las islas vecinas y tener que seguir aguantando este ataque sistemático e injustificable.

*DECANO DEL COLEGIO OFICIAL DEL INGENIEROS INDUSTRIALES DE SANTA CRUZ DE TENERIFE