José Miguel Hernández Díaz, Colombo, nació el 30 de abril de 1961. Su relación con el golf comenzó cuando en el verano de 1975 un amigo le invitó a acercarse al Real Club de Golf de Tenerife para ganar unas pesetas haciendo de caddie. “Estos fueron mis comienzos, pues además de ganar un dinerito, me apasionó el deporte, tanto es así que en 1978 tuve la suerte de ser seleccionado para entrenar bajo las ordenes de Ramón Sota, tío de Severiano Ballesteros”.
“Mi club me seleccionó para jugar el Campeonato de España de caddies en Sitges y cuando daba bolas en el tee de practicas se acercó Ramón Sota a preguntarme cómo hacía para pegarle tan fuerte a la bola. La verdad es que yo no lo sabía…, pero al oírme hablar con acento canario y ser muy amigo de Tito Abreu, además de conocer bien el campo, pues venía a jugar todos los años el Open Casino Taoro, me apadrinó durante las semanas, corrigiendo mi swing, dándome consejos… Tuve una suerte enorme”, recordó.
“A Sota debió de gustarle mi forma de jugar ya que a los pocos meses me llegó el recado, por medio de Antonio Betnaza, de que la Federación Española me había seleccionado entre los 25 mejores jugadores de categoría Aspirantes a profesionales. Emocionado por el nuevo proyecto, preparé la documentación y, una vez autorizado, me fui a Pedreña a entrenar. Fueron 28 días de trabajo y golf de sol a sol, la mayoría de ellos bajo la lluvia y siempre bajo su supervisión”, señaló.
La trayectoria de Hernández continuó en Tenerife, donde siguió sus entrenamientos “de la mano de Severo López, quien me tuteló, recibiendo a la par los sabios consejos de José Antonio Jorge y Gabriel González. Además trabajaba en el tira bolas y jugaba por el campo con los alumnos a los que enseñaba”.
Recordó que “para poder conseguir la categoría profesional, los aspirantes tenían que firmar cuatro vueltas -algunas en torneos de 36 hoyos- de par del campo o menos, pero no era fácil hacerlas en Canarias. El vicepresidente del Cabildo de Tenerife Francisco García del Rey me indicó cómo conseguir una beca deportiva -por mi trayectoria y méritos- y con esas 100.000 pesetas viajé a la Península a jugar cinco campeonatos y lograr las cuatro vueltas que me permitieron dar el salto. Las dos primeras las firmé en Guadalmina, la siguiente en Sitges y la última en el RACE en Madrid”.
Antonio Tavío le ofreció la posibilidad de trabajar durante la construcción de Amarilla Golf. “Entre 1984 y 1987 fueron años de gratificante esfuerzo y un aprendizaje apasionante, pues yo ejecutaba las órdenes que daban Donald Steel (diseñador) o Tavío en todo lo referente a la construcción del campo”. “Sin embargo, volví al Peñón en 1988, pues el presidente Lecuona y el secretario Fernández del Castillo me ofrecieron un puesto de trabajo para dedicarme a la enseñanza, que tomé con mucha ilusión”. Y es que esa es su verdadera vocación, pues desde 1993 es Maestro Profesional, la categoría más alta para la formación. También ha realizado el tercer grado del TPI Junior. “Tenemos que facilitar el aprendizaje a los nuevos federados, pero sin dejar de ser rigurosos con los principios básicos y la técnica”.
Con su dilatada experiencia, recuerda con cariño “el Campeonato de España Dobles de profesionales” que jugó en Tenerife en 1989 junto a Severo, “donde quedamos quintos pero pudimos ganar, pues fuímos lideres en el hoyo 12 del segundo día; también gané concursos de drive más largo y jugué el Campeonato de España de Profesionales, finalizando entre los 25 primeros, y buenos resultados en Canarias”.
Como vicepresidente de la Profesional Golf Association (PGA) de Canarias, Hernández ha buscado patrocinadores para el Circuito Canario para Profesionales. “No puedo dejar de recordar la primera edición, donde tuvimos el apoyo de Álvaro Alonso Lamberti con Rocar, Manolo Fleitas, Seur, Seguros Santa Lucía y de Juan Cruz Auñón. Y desde entonces estoy en la brecha”.