El dardo

Cambio climático

Ahora que el mundo mira a la cumbre de París, el Gobierno de Canarias anuncia la urgente (?) creación en 2016 del Observatorio para el Cambio Climático como organismo científico y social asesor del Ejecutivo. Se trata de una decisión instada desde el Parlamento a propuesta de CC, pese a que, en teoría, desde 2009 funciona la Comisión Canaria para el Cambio Climático, un ente colegiado consultivo en materia de cambio climático integrado por una comisión técnica y otra política, como órganos de coordinación y asesoramiento de la Agencia Canaria de Desarrollo Sostenible y Cambio Climático, extinguida en 2012 por la Ley de Medidas Administrativas y Fiscales -lo que demuestra el escaso interés que se le atribuía- y cuyas funciones pasaron a la Viceconsejería de Medio Ambiente. La agencia fue creada en abril de 2009 y sus cuatro presidentes se fueron a petición propia al ver su trabajo vaciado de contenido, pese a que tenían encomendada la promoción, fomento, orientación y coordinación de las políticas, iniciativas y medidas para el desarrollo sostenible y la mitigación y adaptación del cambio climático. Eso sí, redactó la Estrategia Canaria de Lucha contra el Cambio Climático, bendecida por el Parlamento pero buenista e ineficiente porque, sin objetivos cuantificables, es un compendio de buenas intenciones ni vinculantes ni ejecutivas, que se ha cumplido en una parte menos que mínima. Pido excusas por tanta farragosidad, pero quiero que se vea que aquí no faltan postulados ni organismos, sino voluntad política y sentido de la responsabilidad para cumplir y hacer cumplir las leyes y adoptar urgentes medidas ante el inevitable y grave impacto del cambio climático en Canarias. El propio Gobierno aprobó unas pautas de mitigación para 2014-2020 que en la práctica son papel mojado pese a que en 2011 en las Islas ya se alcanzó el nivel de emisiones de gases de efecto invernadero previsto para 10 años más tarde. Por inacción, las autoridades han incumplido el Protocolo de Tokio, los planes Energético y de Adaptación al Cambio Climático y cientos de preceptos en materia de sostenibilidad, energías limpias, transporte, agricultura, industria, residuos, cuidado del suelo y el agua, etc., además de perder un tiempo precioso. Todo un ejemplo de mal hacer político.