en la carrera

CSIC da vocaciones

Si hay algo importante para que una sociedad se siga construyendo desde dentro con solidez, sabiendo que los pilares de ese edificio son nuestros jóvenes, esa solidez debe partir, entre otras muchas cosas, desde los valores y la vocación. Como la vocación que el Instituto de Productos Naturales y Agrobiología, IPNA, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC, en Tenerife ofrece para que los jóvenes se acerquen a sus laboratorios y sus investigaciones.

El IPNA-CSIC lo ha vuelto a demostrar nuevamente otra edición más con los Premios CSIC Canarias de Divulgación Científica, dirigidos a estudiantes de 3º y 4º de ESO y 1º de Bachillerato. Vocación era lo que emanaba en el Salón de Actos de esta institución científica el pasado viernes cuando hicieron públicos los nombres de los centros galardonados este año y de los alumnos, y profesores que han volcado su tiempo y conocimientos para presentarse a esta convocatoria con trabajos novedosos.

Conozco la labor que está realizando el IPNA-CSIC, desde muy cerca. Una alumna de nuestro Colegio Virgen del Mar, Sheila Negrín, participó el pasado verano en una estancia de investigación en el CSIC lagunero, y este año los alumnos de 1º de Bachillerato han iniciado un proyecto de laboratorio, que les llevará durante el año a conocer más de cerca el mundo de la ciencia, gracias a que el IPNA abre las puertas a los más jóvenes.

Pero también he encontrado la suerte de vivir la ilusión de llevar a cabo un proyecto en casa, puesto que mi mujer Cristina León, conjuntamente con mi colega Filóloga en Clásicas, Fela Delgado, han supervisado el trabajo de su alumno del IES Anaga, Héctor Mangas, que ha sido ganador del Premio CSIC Canarias de Divulgación Científica en la categoría Iniciativas innovadoras en educación y divulgación científica, por el desarrollo de una app gratuita sobre tejidos y órganos.

Esto es abrir los ojos a la vocación, pero con hechos, no con promesas. Sé perfectamente que estos alumnos de hoy saben la fortuna con la que cuentan por poder ser partícipes de proyectos así y que tienen que aprovechar el paso del tren, y subirse a él. Es evidente. Si queremos que la vocación fluya por las venas de nuestros chicos, deben crearse más proyectos como éste del CSIC. Felicidades por el buen trabajo, porque investigar también es compartir.