Un impulso de energía para entrar en el mercado laboral

Durante la última acción formativa participaron unos 15 jóvenes. / DA
Durante la última acción formativa participaron unos 15 jóvenes. / DA

Sobre la realidad de las personas que viven en situación de riesgo o de exclusión social pueden dar testimonio claro entidades como Cáritas Diocesana de Tenerife. En los últimos años, coincidiendo con los momentos más duros de la crisis, la formación y la búsqueda de empleo se han convertido en dos de sus grandes objetivos. Sobre todo teniendo en cuenta las altas cifras de personas que reclaman una oportunidad para mejorar su nivel de empleabilidad y acceso al mercado laboral.

Para combatir estas situaciones, dentro de las actividades que la entidad promueve, se encuentran los programas para favorecer la reinserción laboral a través de formación específica y rutas de acompañamiento. En concreto, estos días ha finalizado uno de estos proyectos, el Itinerario de Inserción Laboral de Electricidad y Electrónica, que a través del apoyo logístico y financiación de la Fundación Endesa, se realiza desde el año 2010 con el objetivo contribuir en la mejorar de las condiciones sociales y profesionales de estas personas que atiende Cáritas, a través de su participación en un itinerario formativo que las habilite para la consecución de un empleo. En este tiempo se han formado un total de 76 personas.

En concreto, la formación,que se ha llevado a cabo en la Sede del Instituto de Formación Profesional Los Salesianos La Cuesta y en el centro ciudadano Las Madres en La Laguna, ha sido específica en operaciones auxiliares de montajes de instalaciones electrotécnicas y telecomunicaciones, con 15 participantes jóvenes con un bajo perfil de empleabilidad y en situación de vulnerabilidad social.

También recibieron formación en competencias básicas y transversales para el empleo, y desde Cáritas se han elaborado itinerarios personalizados de inserción para que los participantes tuvieran trazados sus objetivos.

El ejemplo a seguir

Airam Bermúdez Hernández tiene 26 años y es natural del municipio de Güímar. Es uno de los jóvenes que acudió a Cáritas buscando una oportunidad debido a que los cuatro miembros de su familia se encontraban desempleados. Decidió participar en el curso profesional de Cáritas y tras obtener uno de los tres mejores expedientes académicos, logró ser becado por la Fundación Endesa para realizar un Ciclo Superior de Autómatas y Robótica. Posteriormente, realizó sus prácticas en varias empresas y continuó su formación hasta que le llegó la oportunidad tan esperada.

“Me dijeron que tenía la opción de poder continuar mi formación en este sector a través de un trabajo. Lo que demuestra que, a pesar de los inconvenientes, debemos prepararnos todo lo posible para que la búsqueda de empleo no sea una misión imposible. Puedo decir, que gracias a esta oportunidad y al apoyo y al seguimiento que me ha realizado todo el equipo de Cáritas he podido lograrlo. Se supieron adaptar a cada uno de nosotros y a nuestras dificultades personales”, explica el joven.

En estos momentos, se encuentra tramitando toda la documentación necesaria para comenzar a trabajar a jornada completa en Dipicell, una empresa subcontrada por Endesa, encargada del mantenimiento eléctrico y de la instrumentación de las centrales eléctricas en las Islas. “Animo a todos los jóvenes que sufren las consecuencias del paro a que se formen. Sé que el proceso es duro, pero la inserción es posible. En mi caso lo ha sido. En unos días, cuando termine la revisión médica y entregue toda la documentación empezaré a trabajar. También aprovecho para darle la enhorabuena a los compañeros que han finalizado el curso de este año y recordarles a que es importante no rendirse porque el esfuerzo, al final, se puede ver recompensado. Yo no solo he recibido una formación sino que han hecho realidad mis planes de futuro”, añade Airam Bermúdez.

Satisfacción

Desde Cáritas Diocesana de Tenerife se hace una valoración de la ejecución del proyecto, teniendo en cuenta que alguno de los perfiles de los alumnos eran bastantes complejos debido a sus condiciones personales y familiares. La crisis económica ha colocado a muchas familias en una situación de precariedad económica y social, que se traduce en un incremento de estrés y de inestabilidad emocional por parte del alumnado. Pero la implicación, iniciativa y cumplimiento de las tareas desempeñadas por parte de los alumnos ha sido satisfactoria. Teniendo en cuenta, además, que algunos de los alumnos han decidido retomar su formación académica, tanto formal como informal, después de haberla interrumpido durante varios años.