EL CHARCO HONDO

Irse

Estar dentro o fuera ya no es relevante porque nos encontramos en una zona intermedia renegociando nuestras pertenencias. Cuando parece que todo el mundo se quiere ir de algún sitio -como quienes presentan la propuesta para iniciar el proceso de creación de un Estado catalán independiente en forma de república- hay que reparar en que lo interior y lo exterior son nociones relativas. Así de bien lo explica Daniel Innerarity, catedrático de Filosofía Política, una de las pocas cabezas que en este país escribe útil. Ciertamente, no conformes con intoxicar la realidad político-social de partida, quienes en Cataluña venden independentismo relativizan lo sustancial hasta lo grotesco, entre otras consideraciones porque siendo dudosas las razones en el origen es aún menos consistente que salir (de España) permita entrar en otro espacio diferente, o dicho de otra manera, que abandonar les permita llegar a otra parte. Como cuenta Innerarity, irse no es posible mientras aquello de lo que se ausenta sigue siendo lo que era. Más allá de los recursos de amparo del Constitucional, o de la mal disimulada tentación electoralista de los responsables irresponsables que protagonizan este problema de Estado, la propuesta de resolución que hoy debatirá el Parlament abrirá todavía más la puerta a la hipótesis de una fractura social de alarmante evolución. Poco preocupa lo que haga el Constitucional a quienes -la CUP- tienen en su programa la desobediencia a las disposiciones del Tribunal. El principal problema no es que la resolución de hoy incite a la ruptura del Estado de Derecho (el sistema está preparado para cualquier eventualidad). La cuestión central es la creciente sensación de que los independentistas no están rompiendo con España porque, lejos de esto, lo que verdaderamente están rompiendo es Cataluña, que ni va ni viene, ni entra ni sale porque en el siglo XXI el único espacio posible es, efectivamente, éste en el que renegociamos nuestras pertenencias.