CUANDO FUIMOS LOS MEJORES

Un milagro llamado UB La Palma

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fin a un sueño. Un mal primer cuarto (28-14) unido a una mala salida desde el vestuario tras el descanso (32-21) condenó al conjunto palmero. El Plasencia comenzó mejor el encuentro, algo que le bastó para administrar su ventaja a lo largo del mismo sin dar opciones de victoria a los palmeros en ningún momento. Rubén Ibeas, con 19 puntos, fue el máximo anotador en el conjunto entrenador por Rafa Sanz.

Ahora, que ha quedado en el recuerdo, quizás se valore más lo llevado a cabo por la UB La Palma cuando Miraflores era una de las pistas más complicadas de la LEB, donde los mejores conjuntos, en los tiempos en los que aquella competición estaba entre las mejores de Europa, hincaron la rodilla en varias ocasiones.

El verano de 2003 cambió la historia del club. Rafa Sanz hizo una llamada a Carlos Toledo anunciándole que existía la posibilidad de adquirir una plaza en la LEB. Toledo primero diría que no por cuestiones económicas, pero las ganas por hacer algo grande acabarían convenciéndolo.

Se forjó así un equipo hecho desde el corazón, donde el esfuerzo era innegociable y de esa manera consiguieron en la 03/04 participar en la Copa del Príncipe de Zaragoza así como en los play-off de ascenso, donde cedieron en el cuarto encuentro frente al todopoderoso CAI.

Aquella clasificación copera fue histórica y se llevó a cabo en el zaragozano pabellón Príncipe Felipe, conocido en aquella época por ser capaz de albergar de manera habitual una media de 8.500 espectadores, lo que lo situaba en esa clasificación por delante de no pocos pabellones de la ACB. La Palma se presentó en la capital maña después de haber cerrado una primera vuelta sensacional, en la cuarta posición de la tabla, con un balance de 11/6. Para entender qué significó aquello basta recordar que León o Granada, que posteriormente ascendería, se quedaron fuera.

Es posible que a los jugadores palmeros les pudiera la presión, pero lo cierto es que el Plasencia, otro equipazo por aquel entonces, que fue su rival en la semifinal, entró mejor en partido, dejando casi sin opciones de victoria a la UB. El primer cuarto de los extremeños casi acaba con las ilusiones de los palmeros, que lograron meterse en el partido en el segundo cuarto, pero el tercer parcial acabaría por condenarlos de manera definitiva.

A pesar de la eliminación, fue el inicio de algo importante ya que significaba volver a poner a la isla de La Palma donde se merecía como cuna del baloncesto en Canarias. Sería la primera de varias campañas en la LEB, que solo tendrían su fin cuando la crisis económica azotó con fuerza y cuando la ilusión en torno al club dejó de ser la misma. Muchos creen que cuando Carlos Toledo tuvo que dejar la entidad se fue con él buena parte del espíritu de la UB. Tienen razón.


Testigo directo

Rafa Sanz comandaba a aquel equipo desde el banquillo. El genio del técnico cordobés también era seña de identidad en el club, capaz de firmar una de las páginas más gloriosas del deporte palmero en toda su historia. Para Sanz, la clave de todo aquello fue la pasión en el trabajo de dos piezas clave dentro de la entidad cestista: “Aquello fue posible a Andrés Pérez, desde la gerencia, así como Fredy Toledo, desde la presidencia. Solo con ellos se puede entender lo que rodeaba a la UB La Palma. Su gestión era muy cercana a la vez que sumamente productiva”. El actual entrenador del Basketball Córdoba, considera “extraordinaria” la “dimensión de aquellos momentos” que se pudieron vivir con el equipo disputando sus encuentros en el Municipal de Miraflores: “La dimensión de todo aquello fue extraordinaria porque significó situar a la isla de La palma en la élite, rivalizando con capitales de provincia muy potentes en las que el baloncesto tenía mucha importancia”.