tribunales

Piden 76 años de cárcel a cinco acusados por explotar a mujeres

La Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife celebra desde ayer un nuevo juicio en el que se dirimen presuntas responsabilidades penales relacionadas con los delitos contra los derechos de los ciudadanos extranjeros y de trata de seres humanos, en este caso con fines de explotación sexual. De la gravedad del caso da cuenta el hecho de que la Fiscalía solicita un total de 74 años de prisión para los cinco acusados, tres de los cuales negaron ayer tales acusaciones.

Del relato de hechos que el Ministerio Público considera probados destaca un matrimonio, a los que se les pide 19 años de privación de libertad para cada uno. A otro de los acusados, al que se le solicita un total de 12 años, se le relaciona con el caso por viajar a Madrid a llevar dos pasaportes a las dos supuestas víctimas, ahora testigos protegidos en el proceso, y volver con ellas. Los dos acusados restantes son dos mujeres por facilitar los pasaportes aludidos.

Dice la fiscal del caso que el matrimonio en cuestión captó a las dos víctimas en su país (todos los implicados son de Nigeria) con promesas de emplearlas como peluqueras en Tenerife. El viaje de las dos mujeres es dantesco: atraviesan África durante un par de meses de 2013 para entrar al país por Melilla. Tras un tiempo en un centro logran volar a Madrid y, por el medio ya descrito, llegan a Tenerife. En la Isla no superan el control del aeropuerto y terminan en el Centro de Internamiento de extranjeros de Hoya Fría, de donde son liberadas en cinco días. El matrimonio las recoge y las lleva a un apartamento de Playa de Las Américas, donde son retenidas durante cuatro días en los que son amedrentadas y coaccionadas para que ejerzan la prostitución en la calle Llano de Troya, donde se les obligaba a recaudar entre 300 y 400 euros a la semana. Tres meses después, tres de los acusados (la pareja y el portador de los pasaportes) ingresaron en la cárcel, donde permanecen hasta ahora.

La pareja sostuvo ayer que las dos mujeres les pagaban por vivir en su piso y una cuenta pendiente de un abogado, mientras que el de los pasaportes dijo que su actuación se limita a llevar un sobre cerrado a Madrid desconociendo su contenido y acompañarlas de vuelta a la Isla.