España celebra este domingo las duodécimas elecciones generales tras el fin de la dictadura y el retorno de la democracia, una cita en la que se podría poner en jaque el hasta ahora bipartidismo hegemónico de PP y PSOE. Otra de las incógnitas de los comicios es las opciones de gobernabilidad, ya que, según las encuestas, ningún partido tendría una mayoría suficiente y serán necesarios pactos.

Hasta ahora, la máxima representación de las formaciones minoritarias se alcanzó en 1989 cuando tuvieron 68 escaños en el Congreso frente a los 282 de la suma del PSOE (175) y del PP (107). También hubo diversidad en las dos primeras elecciones, con la UCD de Adolfo Suárez y el PSOE acaparando 284 y 289 diputados en 1977 y 1979, si bien en esos años la Alianza Popular (antecedente del PP), era una de las formaciones minoritarias.

Por contra, las elecciones de 2004 y 2008 marcaron el punto álgido del bipartidismo. En esa primera cita sumaron 312 diputados, pero el cénit fue en 2008, cuando coparon el 83,61 por ciento de los votos y llegaron incluso a los 323 escaños, dejando sólo 27 plazas del Congreso para todas las formaciones minoritarias.