tribuna

Grandeza y memoria – Por Xuancar

Es tiempo de recuerdos, emoción y orgullo. Esta semana el CD Tenerife homenajea al gran José Javier Pérez y Pérez, el presidente que ha pasado a la historia blanquiazul por ser capaz de transmitir su ambición, su personalidad y grandeza en la hoja de ruta de un club que se hizo un hueco muy importante entre los clubes más destacados del fútbol español especialmente entre los años 1989 y 2002. Javier Pérez fue un grande que revolucionó y transformó la historia del club tinerfeño para siempre. Es tan potente su figura que cerca del undécimo aniversario de su marcha seguimos recordando su obra, una obra que sólo la perspectiva del tiempo sabrá situar en su justa dimensión.

Seguí muy directamente toda la etapa de Javier Pérez a través de la radio y compartí con él muchas horas de entrañable amistad personal, información, partidos, entrevistas, confesiones tú a tú… Épocas entrañables en las que estuvimos muy cerca, aunque también hubo algún momento de cierto distanciamiento que fue muy corto y que afortunadamente superamos.

Su dimensión era incalculable. Recuerdo su permanente deseo de fijarse nuevas metas. No paraba de crecer y quería más. Cuando el escenario futbolístico de los años 90 era muy diferente al actual, él estaba convencido de que podría pelear alguna temporada la Liga a los grandes y lejos de tomarlo como una inocentada volvió a demostrar que tenía razón, pero no con su Tenerife, sino cuando el Deportivo de La Coruña de su amigo Lendoiro se proclamó campeón de Liga la temporada 1999-2000. Acabó su etapa entonces dos años después y ya lejos del CD Tenerife llegaron tiempos de rencor que hubieran sido perfectamente evitables y que lo único que consiguieron, además de un gran daño personal, fue dividir aún más a todo el entorno tinerfeñista. Javier Pérez fue, sin duda, el gran artífice de aquel gran Tenerife. Pero sé que toda aquella grandeza no fue sólo labor de una persona, sino de muchas, tanto dentro de su Consejo de Administración como fuera. Muchas personas que compartieron con él esta parte de la historia.

No me cansaré de repetir que quien llevó la bandera y estuvo a la cabeza de todo este gran movimiento blanquiazul fue Javier Pérez. Pero tuvo grandes colaboradores. Y entre ellos no quiero dejar de referirme a Paulino Rivero, ahora que algunos se empeñan en hacerlo pasar por un paracaidista que pretende aterrizar en el CD Tenerife. Aún recuerdo su alegría, en Radio Club Tenerife, en el partido de Butarque que supuso el regreso a la máxima categoría en junio de 2001, sobre todo al final, cuando Javier Pérez le dijo textualmente en antena: “Muchas gracias, Paulino, por todo lo que tú y yo sabemos”.

Ahora que sé que Paulino Rivero es un posible presidenciable del CD Tenerife, tampoco me parece justo que, como ha sucedido con Javier Pérez, se intente tirar tierra sobre su memoria, en este caso como tinerfeñista, como si no hubiera hecho nada por el club. Un momento de la decisiva participación de Paulino Rivero en el CD Tenerife data de enero de 2006, cuando en plena crisis institucional fue capaz de aunar voluntades para que el club no desapareciera, consiguiendo que saliera a la palestra un nuevo consejo de administración que evitó, precisamente, la desaparición definitiva de nuestro representativo.

Casi diez años después, y aunque en lo deportivo haya habido más sombras que luces, con una temporada en Primera División que terminó con un nuevo descenso a Segunda, lo que sí está claro es que con la presidencia de Miguel Concepción, de los 54 millones de euros de deuda se ha pasado a 18 (un tercio de esa enorme cantidad), con lo cual, poco a poco, se está recuperando una cierta normalidad económica que espero que sirva para volver a intentar en el futuro que el CD Tenerife luche por volver a la máxima categoría del fútbol español.

Ahora que llegan tiempos de cambio en el timón, pues sabemos que Miguel Concepción lo piensa dejar, y sin desmerecer absolutamente a nadie, los que sí queremos y amamos a este club estaremos muy atentos a que sean sólo los accionistas de la SAD los que decidan el futuro para los próximos cinco años, sin injerencias externas que seguramente tienen que ver más con ajustes de cuentas en otros terrenos (el político, por ejemplo) que lo que verdaderamente significa el CD Tenerife tanto a nivel social como deportivo.