NOMBRE Y APELLIDO

Gutiérrez Garitano

Un hallazgo arqueológico me devuelve las glorias y sombras de Cusco, capital del imperio más extenso, hermético y poderoso del Nuevo Mundo, y una urbe inolvidable que funde sus cimientos y señas originales con las traducciones indianas de los estilos europeos y, de modo excelso, la arquitectura renacentistas y el barroco en todas y cada una de las manifestaciones artísticas, desde la escultura y la pintura a la más sencilla y compleja de las artesanías suntuarias. En su alegre taller, el maestro Antonio Olave, reconocido y respetado dentro y fuera del país, me contó hechos de la conquista y de los periodos colonial y republicano con pasión y todo lujo de detalles. Por su viveza y nostalgia, rememoro la historia de los Incas de Vilcabamba, los cuatro legítimos herederos de Huayna Cápac que, entre 1537 y 1572, representaron un frente de resistencia al poder extranjero con el que llegaron a pactar un estatus de independencia que, finalmente, no fue respetado por los sucesores de Pizarro. Ahora, una expedición auspiciada por la Sociedad Geográfica Española, con apoyo de entidades públicas y empresas privadas y dirigida por Miguel Gutiérrez Garitano, localizó las ruinas del último enclave inca a unos ciento cincuenta kilómetros de la meseta cusqueña, y en un extenso territorio oriental que no constaba como espacio de interés en la cartografía histórica y que, en distintos periodos, estuvo controlado por los guerrilleros de Sendero Luminoso. En la aventura se invirtieron más de cuatro años; los dos primeros dedicados a la investigación de las fuentes documentales y, en etapas sucesivas, se realizaron recorridos sistemáticos por los nevados y llanos andinos. La principal pista para el descubrimiento fue una ladera con numerosas cuevas que, tras las primeras comprobaciones, resultaron ser una vasta necrópolis. En otro espacio destacado se hallaron los restos de un santuario, con vestigios del ara para los rituales de la Capacocha, sacrificios humanos para mantener el orden cósmico en circunstancias especiales para el pueblo, como la muerte del emperador, las etapas de siembra y cosecha, y los desastres naturales de volcanes y tormentas. El ministerio de Cultura peruano ha garantizado la protección del desconocido yacimiento para una excavación científica que permitirá conocer, a partir del próximo año, el último reducto de la cultura vencida, que llegó mucho más allá en el tiempo de lo que contaron las crónicas de la conquista.