la claqueta

Persiguiendo al Leviatán

El mar, la mar, que diría Rafael Alberti, vuelve a salpicar la pantalla grande, lo cual siempre es de agradecer. Desde la maravillosa Master and Commander: al otro lado del mundo (2003), de Peter Weir, protagonizada por Russell Crowe y basada en la serie de novelas de Patrick O’Brian, no veíamos una película de aventuras de corte clásico en el gran azul. Ahora llega En el corazón del mar, el nuevo producto de Ron Howard, cinta rodada por estos lares isleños, especialmente en La Gomera, que narra la historia real del ballenero norteamericano Essex, que allá por el primer tercio del siglo XIX fue hundido por un cachalote de dimensiones bíblicas y que sirvió de inspiración a Herman Melville para su afamada novela Moby Dick. De esta manera, Canarias queda vinculada definitivamente al mito de la ballena blanca cinematográfica, dado que la versión más popular en celuloide de Moby Dick también se filmó en el Archipiélago, en aguas grancanarias, a principios de los años 50. En el corazón del mar deviene en un notable blockbuster; sin embargo, se esperaba mucho más de uno de los directores consagrados de Hollywood, en una cinta que se prestaba por su contenido y posibilidades a la épica más desaforada. Howard tenía un buen material entre sus manos y se le ha escapado como el enorme cachalote -un Leviatán en toda regla- del filme, por no arponear bien en la diana de la emoción, aspecto primordial en las epopeyas de este calibre. La película despliega sus velas en su grandiosa factura visual y pierde el rumbo en su tramo final. Del guión, no se sustancia lo suficiente el antagonismo del capitán del ballenero y su primer oficial, a la sazón Chris Hemsworth, y no se incide lo deseable en mostrar la vida a bordo de un barco de principios de la centuria decimonónica, como sí ocurre en Master and Commander -da igual que fuese de guerra-, la referencia obvia y más cercana en el tiempo. De lo más destacable del filme, la convincente interpretación de Hemsworth, acostumbrados a verlo en otras lides testosterónicas (excepto en Rush), pegando mamporros a diestro y siniestro con el martillo de Thor. Del elenco, en el que está incluido nuestro Jordi Mollà (un cameo, en realidad) resalta, además, el joven Tom Holland (al que vimos en Lo imposible, igualmente con el agua hasta el cuello). Pese a todo, En el corazón del mar, que cuenta con una gran partitura de Roque Baños, mantiene el espíritu de las viejas películas de aventuras.