El golpito

El pueblo enseñó los ‘colmillos’ democráticos

No fue una sorpresa, pese a la corrupción del poder que lidera Nicolás Maduro; legado que dejó el otro ya fallecido presidente y bravucón, Hugo Rafael Chávez Frías. El pueblo venezolano ya no pudo aguantar más. El hambre, la miseria, la corrupción, la inseguridad, la cartilla de racionamiento, la provocación del Gobierno, las expropiaciones, el abuso de poder, la crisis mortal de la economía, la escasez de medicinas, de alimentos, los secuestros exprés, asesinatos, arrestos de cientos de opositores políticos y de manifestantes de todas las edades, las cárceles saturadas y la desapariciones de muchas personas que no estaban de acuerdo con el Gobierno chavista, motivó que el régimen de Nicolás Maduro sufriera el pasado día 6 de diciembre de 2015 la más severa y contundente derrota en sus casi 17 años de prolongado Gobierno revolucionario socialista en Venezuela. Tras esta derrota histórica en el campo de batalla de las urnas del país criollo, muy a pesar suyo, Nicolás Maduro señaló: “Ha triunfado la guerra económica. Pero la revolución sigue en pie; lo que ha triunfado en Venezuela hoy es una contrarrevolución”. Sin duda, esta batalla por la libertad y los derechos de las personas, ganada por la mayoría del pueblo venezolano en las urnas, es solamente una lucha en campo abierto, pues a partir de ahora, aunque ya se comienza a vislumbrarse una luz al final del túnel, queda un largo y duro camino que recorrer hacia la democracia que Venezuela se merece. Mientras tanto, al Gobierno de Nicolás Maduro, atrincherado con su “perro de presa”, Diosdado Cabello, aun les quedan años de seguir imponiendo su dictadura, el yugo, abusos, corrupción, balas en la nuca, en los corazones de millones de personas del pueblo llano; de aquellos que han venido sufriendo desde hace 17 años las torturas físicas y psicológicas de un Gobierno fanático, sumido en una ideología que nada tuvo que ver con el primer programa y discurso cuando por primera vez llegó al poder el que fuera presidente Hugo Rafael Chávez Frías, que impuso el modelo de Estado socialista del siglo XXI. Es lógico que hoy una gran mayoría del pueblo venezolano esté contento. Han ganado unas elecciones en las urnas vigiladas y amamantadas por los ojos de una dictadura de herencia chavista. Ahora ya sabe el pueblo criollo de lo que es capaz si todos reman en la misma dirección. Es decir, la búsqueda de la libertad, derechos, abrigada y protegida por una Constitución democrática. Sabedor de lo que el pueblo venezolano desea y es capaz de conseguir, el Gobierno de Nicolás Maduro intentará utilizar todas sus estrategias para amedrentar, condicionar, chantajear y arrebatar la voluntad de un pueblo que solo desea la paz y vivir con dignidad. Seguramente, la inseguridad y los crímenes entre bandas y mafias seguirán sucediéndose, especialmente porque todavía le quedan algunos años de mandato al Gobierno de los tristes y desolados chavistas. No importa, a partir de ahora todo será distinto, pues los camisas rojas ya saben que el poder contagioso chavista ya tiene un adversario con voz popular y democrática, con representación en la Cámara de la Asamblea Nacional. El pueblo enseñó sus “colmillos”. Ya no temen a las balas. Alguien me contaba que “prefería morir de una bala que de hambre. Que lucharía por su familia, su bandera y por dignidad de su pueblo”. Ahora más que nunca, los que han ganado esta primera batalla en las urnas al chavismo deben de tener serenidad, pensar y trabajar inteligentemente ante las futuras provocaciones y amenazas del Gobierno de Nicolás Maduro. Es cuestión de trabajar sin violencia y con sentido común democrático. Espero y deseo ver pronto a una Venezuela libre de todo yugo, de las cadenas de la dictadura. Eso solo se consigue con lucha moral y con ideas de libertades y derechos.