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“Aquí no hay especies de tiburones que supongan un especial peligro”

Hanquet reside en Arona y lleva más de 30 años en Canarias. / DA
Hanquet reside en Arona y lleva más de 30 años en Canarias. / DA

Lleva más de 30 años en Canarias y conoce los fondos marinos del Archipiélago como nadie. Buceador, naturalista y fotógrafo, ha publicado recientemente Bucear en Canarias II, una completísima guía sobre las profundidades marinas de las Islas en la que plasma el resultado de más de 400 inmersiones realizadas.

El ataque de un tiburón sufrido por una turista madrileña de 38 años el pasado 27 de diciembre a 20 metros de la costa en la playa de Arinaga (Gran Canaria), primero que se conoce en 50 años en Canarias, ha despertado un interés en la sociedad sobre la peligrosidad que representan estos escualos en nuestras costas.

Hanquet, que ha estudiado de cerca el comportamiento de estos animales llegando a estar rodeado por una veintena de ellos en otras zonas del planeta, sostiene que, en función de la forma de la herida que quedó marcada en el brazo de la joven, la dentellada pudo ser de un tiburón silky o sedoso, que es una especie pelágica que vive en las columnas de agua y no en el fondo. “Esos bichos hoy están aquí y mañana en Cabo Verde y en este caso seguramente fue atraído a la zona por las jaulas de acuicultura de Taliarte, Telde y San Bartolomé de Tirajana”, asegura Hanquet, que prefiere referirse a este episodio sin calificarlo de ataque directo. “Más que un ataque debió reaccionar así al asustarse por las aguas revueltas”. Sergio Hanquet recuerda que de las 533 especies distintas de peces censadas en aguas canarias existen alrededor de 60 tipos distintos de tiburones y rayas, que están clasificados como peces cartilaginosos. “No son peligrosos. Suelen moverse más al norte de las Islas, donde hay menos tráfico de barcos. En el sur se pueden ver merodeando la zona donde están las jaulas marinas con peces”, señala. Este experto destaca los tres grandes tipos de escualos en función de su hábitat: “Están los tiburones pelágicos, que no se acercan a la costa; los bentónicos que viven en fondos arenosos (el ejemplo más común es el angelote, de forma aplanada, que se camufla y que abunda en Canarias) y los bentónicos de profundidades superiores a los 500 metros.
“El angelote ataca si lo pisas, porque está escondido en la arena, y todos los años se produce algún caso. Tiburones siempre ha habido en Canarias, pero insisto, no son peligrosos”, recalca Sergio Hanquet.

Un animal cobarde

El naturalista belga, al que muchos definen como el Cousteau canario, sorprende con una afirmación que no se corresponde con la idea general que se tiene sobre el comportamiento de estos escualos. “Los tiburones son muy cobardes. Solo conozco una especie, el janequín o marrajo, que ataca y muerde varias veces a la presa. Es solitario y rápido. El resto muerde una vez y se aleja de las presas que, además, suelen ser muy jóvenes, muy viejas o están heridas. El propio tiburón blanco muerde una vez y se va, aunque a causa de la mordida puedes morir desangrado”, apunta.

“Eso sí, son muy sibaritas a la hora de comer; de hecho, la presencia de tiburones en un área determinada indica que el mar está sano, porque huyen de mares contaminados o con presencia de basuras. Así que ver un tiburón significa que ese mar está limpio”, añade Hanquet.
“Que la gente esté tranquila. Nunca se ha producido aquí la muerte de una persona víctima del ataque de un tiburón. Son prácticamente inofensivos. Ten en cuenta que los buceadores vamos a otros lugares del mundo para verlos de cerca”, apunta Sergio Hanquet.
Por último, el naturalista y buceador destaca otro factor que está produciendo un cambio en las condiciones marinas del Archipiélago. “El lento, aunque progresivo, calentamiento del océano está provocando la llegada de nuevas especies de peces tropicales a Canarias que no son habituales”, advierte.